CONDENADOS AL ÉXITO

La frase del título la acuño uno de los tantos salames argentinos, démosle otro sentido.
Como otros, desde esta página, estoy enfrentado al gobierno, los supuestos opositores, el periodismo y la prensa, los empresarios parásitos del Estado y los nuevos mercaderes. Los gobiernos “amigos” de Francia, España y Venezuela, asociados al saqueo. Progresistas, demócratas con aditamento, “ingenuos” y compañeros de ruta; los de izquierda, derecha y vergonzantes de centro, todos los que usan cartelitos identificatorios y hasta a mi propia sombra está bajo observación. Estratégicamente un disparate, tener todos los frentes abiertos, sin fondo, retaguardia ni ruta de escape.

No es nuevo ni es un invento delirante. Quemar las naves o licenciar la flota, fueron el punto de partida de las dos mayores gestas conocidas.
El mismo desafío, un solo camino hacia un desconocido adelante. La misma voluntad, continuar y terminar lo que se comenzó. Recursos materiales y humanos ninguno, sólo convicción, constancia y fe, se demostraron más que suficientes. La historia es maestra: antes de renunciar todo es posible.

Conservo los dos pies en la tierra, no voy por quimeras ni utópicas sociedades o repúblicas perfectas. Soy conciente que la vida en este mundo es sólo un camino y en los caminos no se construyen ciudades eternas, sólo son para avanzar sin pausa, en busca de la que ya esta hecha.
Que Dios nos ilumine a todos para estar a la altura de la hora.

¿Estamos rematadamente locos o condenados al éxito?