Como siempre el manejo de los tiempos fue la herramienta. El miércoles una sesión que debía tratar la coparticipación del distorsivo impuesto extraordinario por única vez desde hace años a lo que el gobierno se opone y el matrimonio entre homosexuales fracaso por decisión de la dictadura.
En rigor para quienes no están al tanto, triunfó el sentido común por partida doble contra la voluntad de todos.
La llamada oposición quería convertir un impuesto distorsivo y excepcional en permanente, comprando gobernadores con la coparticipación federal y a la vez hacer pinta mostrando que le doblan el brazo al gobierno. Saben que si fuesen gobierno en un año, la tierra arrasada con su colaboración, es ingobernable sin caja, venga del saqueo o de recursos ordinarios.
Por esta semana zafamos de piratas y pervertidos, Dios dirá como sigue, con tantos frentes abiertos, mejor dejar que haga el Único que sabe. En tanto a Dios rogando y con el mazo dando.
Fue una nueva demostración que por el camino de la historia como por nuestras rutas no se puede circular contramano, los giros a la izquierda son excepcionales y hay velocidades mínimas y máximas que deben respetarse; o se acatan las normas o la autoridad retira los vehículos de circulación y el conductor no llega a ninguna parte. Los librepensadores con la cabeza abierta lo suelen atribuir a casualidades o misteriosas influencias; en verdad el Señor del tiempo sabe porque El lo hizo y está en esto desde el principio y nada le impide ser pícaro. Nuestra humana recomendación: “Que parezca un accidente” es a veces su método.
Finalmente y como postre de lujo se trenzaron todos contra todos zurditos aprendices con veteranos, los ideólogos con los de la praxis, una fiesta de la verdadera democracia que puso en evidencia a todos y desnudó que clase de topos hay en cada bloque, como esas alimañas rabiosas que Carrió promueve a una banca.
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