abril 06, 2010

COMO SE MATA LA LIBERTAD

Con las limitaciones de toda clasificación reconozco cuatro grandes métodos: 1) La fuerza que impide ejercerla, tradicionalmente el primitivo recurso de absolutismos, tiranías y dictaduras, siempre de efímeros y pésimos resultados, el tiempo acumula presión, relaja a los gendarmes, el temor al hacerse habitual se disuelve y finalmente por reacción el libertinaje le da el tiro de gracia en medio del festejo de todos, a la verdadera libertad, reemplazándola por una máscara.

2) El sistema de premios y castigos, según las reglas derivadas de los reflejos condicionados de Pavlov. Originalmente una especialidad de soviéticos y orientales; actualmente herramienta destacada en la formación de vendedores, administración de empresas y recursos humanos. La burocracia estatal y los aparatos políticos.

3) La masificación, a través de la unificación del pensamiento por penetración ideológica sumado a la dictadura de las mayorías.

4) La falsa opción o imposibilidad práctica de elegir entre una oferta de iguales en esencia. Estos tres últimos actualmente en boga, benditos por la santa democracia, sin sangre ni ruidos.

Resulta curioso como la mayoría de las personas, particularmente aquellas más dotadas intelectualmente, con independencia de posiciones ideológicas comulgan con ellos y solo condenan el uso de la fuerza visible de dictaduras y tiranías.

Un verdadero fruto maduro de siglos de penetración ideológica. Pareciera que la preocupación está centrada en los procedimientos y no en el resultado buscado.

Una variedad de recursos para esclavizar y sigue habiendo uno solo para restablecerla: plantarse y enfrentar sin concesiones a la manada o a los arreadores según sea el caso. La parte fea e incómoda del problema porque es la que duele, la que distingue y nos hace diferentes.

En verdad el título ha sido una licencia para abordar la cuestión. A la libertad no se la puede matar, solo engrillarla y amordazarla por un tiempo.

Se la ejerce o se renuncia a ella, por interés, temor físico, temor al ridículo social o comodidad.
Cada generación que nazca volverá tarde o temprano a reclamarla, porque es un Don del Creador adherido a la naturaleza humana y por ello inalienable; no es un derecho humano que hoy un mandamás u organismo internacional otorga y mañana otro lo quita o condiciona.

En fin es opinión y desafío a la reflexión, no es para tema de debate, más bien de introversión a compartir con la almohada.

¡¡¡Abur!!! Tenemos mucha ropa sucia para lavar en casa.

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