diciembre 28, 2006

Noche vieja

Otra vez; siempre pasa, se termina un año y viene otro que no es distinto, es su continuidad y consecuencia, aserto que nos resistimos a aceptar y nos aferramos a la idea del jubileo: borrón y cuenta nueva.
Pasan los años y no parece que se ganara en experiencia, las conversaciones y las reflexiones siempre son las mismas.
Hay dos posturas bien distintas que revelan mucho más que las palabras: - ¡Que termine de una vez por todas este año de m…, no pasa nunca! - y - ¡Otra vez fin de año! Se voló, ni me di cuenta.-
El primer caso revela al que se le hizo interminable porque vivió de contramano; en el segundo al que estuvo tan sumergido en sus trabajos de cada día, que ni se enteró que el tiempo pasaba. Es un hecho que el bienestar y la felicidad son solo destellos fugaces en la vida, el dolor, la contrariedad y la frustración se hacen pesadas e interminables.
Conozco tanta gente que ha tenido años de éxito y prosperidad sin que por ello los pasasen más tranquilos y felices, como otros que con lo justo, gozaron del sol de cada día, hicieron lo que se debe o al menos lo que se puede.
Posiblemente la diferencia este en la actitud de cada uno frente a la vida, los que planifican al detalle todo, metas y objetivos cuyo cumplimiento se hace cuesta arriba porque lo único propio es la voluntad de hacerlo, lo demás depende de otros, incluso del clima y de la salud. Y los que dan su batalla cada día como se presenta.
Quizás el verdadero punto de equilibrio este en el centro, ni tanto ni tan poco.
Lo mejor de cada año que se va es poder terminarlo y haber agregado un solo ladrillo a nuestro edificio o reparado aquella vieja rajadura que se ensanchaba cada día, y lo mejor de cada año que viene es poder empezar a caminarlo en compañía.
En lo concerniente a nuestro mundo, me queda la impresión que ha sido un año en que nada terminó, llegaron cientos de novedades y todas siguen estando, ni pasaron ni se resolvieron para un lado u otro. A tal extremo que Ariel Sharon y Fidel Castro que salieron de circulación siguen estando.
Viene un nuevo año muy cargado, trae su propia cruz y las que éste le dejó pendientes. A no apurarse no se hace la tortilla antes de romper los huevos.
Hay uno que se va, a despedirlo como corresponde al menos por haberlo vivido y otro que llega, a recibirlo con los brazos abiertos, para maldecirlo tenemos todo el año porque si no lo vemos llegar en realidad es que nosotros no estamos.
A todos los lectores de ésta página: Que este año que se va no les deje cuentas pendientes, y el que llega podamos recorrerlo juntos por el verdadero camino, cada paso acompañado es un paseo, aunque sea cuesta arriba.

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