Dentro de los irreales nuevos valores que se abren paso en nuestra civilización del absurdo, este posiblemente encabece el listado del disparate.
Se suceden campañas en todo el mundo contra todo aquello que sería dañino para la salud, lo cual estaría bien si estuviese inspirado en un sentido solidario de mejorar la calidad de vida.
La realidad es muy otra, basta atender las razones últimas de estas campañas, sean contra el tabaco, la obesidad etc. En todas se encuentra una actualizada y detallada información acerca del costo para la salud pública que significa atender enfermedades pulmonares, cardiovasculares o metabólicas.
Encuesta del diario Clarín del 5/12/06
Se suceden campañas en todo el mundo contra todo aquello que sería dañino para la salud, lo cual estaría bien si estuviese inspirado en un sentido solidario de mejorar la calidad de vida.
La realidad es muy otra, basta atender las razones últimas de estas campañas, sean contra el tabaco, la obesidad etc. En todas se encuentra una actualizada y detallada información acerca del costo para la salud pública que significa atender enfermedades pulmonares, cardiovasculares o metabólicas.
Encuesta del diario Clarín del 5/12/06
Encuesta
¿Debe el Estado controlar los menús de los restaurantes? (11.873 votantes)
Sí, para propiciar las comidas saludables (3.695)
31.1 %
No, eso deben controlarlo los comensales (8.178)
68.9 %
No pasa de ser una simple encuesta, pero revela que tres de cada diez, acepta que el estado determine que se puede y que no se puede comer en un restaurante, lo cual esta dando la pauta de la gravísima perversión mental de los argentinos, esos mismos que con tales valores y amor por la libertad van a elegir gobernantes, ¡Así estamos!
Hilando fino se llega a la conclusión que no se trata simplemente de estar sano, comienza a ser una obligación. Se lo digo todo junto: - Obligación con la sociedad y el Estado, a quienes usted, ¡si usted! no mire para otro lado, les quita recursos que podrían destinar a la alimentación de los desnutridos o atender las necesidades básicas de la salud de los pobres.
Quien fuma o está excedido de peso es un irresponsable antisocial, y cuando se enferme por darse el lujo de hacerse los gustos, se convertirá en un parásito depredador de la sociedad; no importa si los costos del tratamiento se los paga usted o el Estado, éste en cumplimiento de su razón de ser, debe prever que un sujeto antisocial carezca de cobertura de un seguro médico o empresa de medicina prepaga. Paralelamente a esta línea de pensamiento camina la otra adoptada de hecho por todos. La enfermedad o la minusvalía son inaceptables. Se las debe eliminar a cualquier precio sin importar argumentos éticos o morales. (ver link al pie).
Hubo en un tiempo derechos individuales nunca escritos, porque eran de aceptación y conocimiento de todos, luego aparecieron los “Derechos Humanos” que poco a poco se montaron sobre los individuales al punto de anularlos; la historia se repite vienen los derechos sociales…
Si usted cree que nada tiene que ver una cosa con la otra siéntese y espere o póngale nombre a este monstruo que asoma en el horizonte que va a la abolición de la libertad, de la propiedad y todos los derechos individuales, vida incluida, en aras de las derechos sociales.
Recuerdo haber esbozado esta idea en un viejo artículo sobre la eutanasia, ¿Cómo se puede sostener el argumento de mantener con vida a una persona desahuciada, incapaz de alimentarse o respirar por sus propios medios a un costo superior al necesario para solucionar la desnutrición de cientos de niños?
No es obra de un “Gran Consejo Mundial de la Maldad” es el producto natural de haber aceptado en la práctica una ideología intrínsecamente perversa, aceptado un error naturalmente, y por su propio peso uno lleva a otro.
La solución no viene por movilizaciones ni campañas, cada uno de nosotros al aceptar o consentir un error nos convertimos en militantes de esta revolución contra el orden natural.
Es cuestión solo de agua jabón, lavarse bien la cabeza y en adelante solo dos letras, las más fáciles de pronunciar y las más difíciles de sostener: NO. Que podrá ser no estoy de acuerdo, no es cierto etc. Como guste, siempre con el NO por delante.
¿Debe el Estado controlar los menús de los restaurantes? (11.873 votantes)
Sí, para propiciar las comidas saludables (3.695)
31.1 %
No, eso deben controlarlo los comensales (8.178)
68.9 %
No pasa de ser una simple encuesta, pero revela que tres de cada diez, acepta que el estado determine que se puede y que no se puede comer en un restaurante, lo cual esta dando la pauta de la gravísima perversión mental de los argentinos, esos mismos que con tales valores y amor por la libertad van a elegir gobernantes, ¡Así estamos!
Hilando fino se llega a la conclusión que no se trata simplemente de estar sano, comienza a ser una obligación. Se lo digo todo junto: - Obligación con la sociedad y el Estado, a quienes usted, ¡si usted! no mire para otro lado, les quita recursos que podrían destinar a la alimentación de los desnutridos o atender las necesidades básicas de la salud de los pobres.
Quien fuma o está excedido de peso es un irresponsable antisocial, y cuando se enferme por darse el lujo de hacerse los gustos, se convertirá en un parásito depredador de la sociedad; no importa si los costos del tratamiento se los paga usted o el Estado, éste en cumplimiento de su razón de ser, debe prever que un sujeto antisocial carezca de cobertura de un seguro médico o empresa de medicina prepaga. Paralelamente a esta línea de pensamiento camina la otra adoptada de hecho por todos. La enfermedad o la minusvalía son inaceptables. Se las debe eliminar a cualquier precio sin importar argumentos éticos o morales. (ver link al pie).
Hubo en un tiempo derechos individuales nunca escritos, porque eran de aceptación y conocimiento de todos, luego aparecieron los “Derechos Humanos” que poco a poco se montaron sobre los individuales al punto de anularlos; la historia se repite vienen los derechos sociales…
Si usted cree que nada tiene que ver una cosa con la otra siéntese y espere o póngale nombre a este monstruo que asoma en el horizonte que va a la abolición de la libertad, de la propiedad y todos los derechos individuales, vida incluida, en aras de las derechos sociales.
Recuerdo haber esbozado esta idea en un viejo artículo sobre la eutanasia, ¿Cómo se puede sostener el argumento de mantener con vida a una persona desahuciada, incapaz de alimentarse o respirar por sus propios medios a un costo superior al necesario para solucionar la desnutrición de cientos de niños?
No es obra de un “Gran Consejo Mundial de la Maldad” es el producto natural de haber aceptado en la práctica una ideología intrínsecamente perversa, aceptado un error naturalmente, y por su propio peso uno lleva a otro.
La solución no viene por movilizaciones ni campañas, cada uno de nosotros al aceptar o consentir un error nos convertimos en militantes de esta revolución contra el orden natural.
Es cuestión solo de agua jabón, lavarse bien la cabeza y en adelante solo dos letras, las más fáciles de pronunciar y las más difíciles de sostener: NO. Que podrá ser no estoy de acuerdo, no es cierto etc. Como guste, siempre con el NO por delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario