noviembre 17, 2006

A.D.N.

El ADN se ha convertido en el recurso mimado de todos los iconoclastas y falsificadores de la historia que andan sueltos por el mundo.
Todos progresistas, adoradores de las ciencias en cuanto le sirvan para demoler verdades y reemplazarlas por mentiras avaladas por “métodos infalibles”.
Los mismos respetuosos de los derechos humanos y la muerte digna que no vacilan en amontar restos humanos y cadáveres momificados en estantes y cajones de museos y universidades, capaces de negociar tres dedos de Colón por el fémur de Aníbal.
No se puede esperar que quienes creen que la vida es producto de la casual coincidencia de una reacción química catalizada por una misteriosa radiación cósmica, respeten la vida y mucho menos la muerte.
Un grupo de estos depredadores han aparecido públicamente en nuestra tierra, sin duda “sponsoreados” y bien adobados por alguna mano negra, preocupados por la “verdad histórica” acerca del origen del Libertador General Don José de San Martín.
¿Cuáles son sus títulos y presuntos derechos para profanar un cadáver caro a los sentimientos de los argentinos, o instalar dudas sobre los muertos que no pueden agraviarse ni tienen herederos que lo hagan en su memoria?
Supuestos relatos de familia.
Una panda de aventureros pretende que se extraigan muestras de A.D.N. del cadáver del Gral. San Martin, fallecido en 1.850.
He escuchado a uno de ellos, un tal Cristaldo, aseverar públicamente (radio 10) sin el menor pudor que la verdadera madre de San Martín era una guaraní que cambió su nombre por el apellido Cristaldo, lo que no aclara quien es el. Debiera cuando menos este sujeto y los que lo acompañan en el despropósito, hacerse un prolijo examen genético para demostrar su condición humana y luego exhumar a todos sus predecesores para establecer la “verdad histórica” de su pretendida genealogía.
Para el Cristaldo, es muy importante llegar a comprobar la verdad que el sostiene, para conocer el “pensamiento del Libertador” (textual) y hechos que califica de oscuros e incomprensibles en su vida. A título de ejemplo cita el abandono de una exitosa carrera militar y regresar a América al enterarse que era hijo de una guaraní y nada lo ligaba a España, dejando en la sombra, quien fue el alcahuete comedido que se trasladó a los campos de Bailen, para revelarle su origen. Parece que este individuo tiene en nada, al español San Martín que lo reconoció como hijo, lo educó, y costeó la carrera militar en la metrópoli al igual que a sus hermanos mayores. Tampoco cuenta el capitán español don Diego de Alvear y Ponce de León a quien atribuye de la mano de una vieja leyenda la verdadera paternidad, circunstancia que no cambia nada y pertenece a la inviolable intimidad del Libertador a la que son ajenos esta banda de depredadores. ¿Qué intereses se mueven detrás? Porque estos personajes no se juntaron espontáneamente para resolver sus tremendas dudas existenciales. Piensa mal y acertaras. Alimentar el suceso comercial de un supuesto revisionismo histórico al servicio del “nuevo país” o el hecho que dos Libertadores son muchos para una Sudamérica. ¿de que tirano es la pata de la sota, del caribeño o del patagón?
Ambos necesitan reescribir la historia y a uno le conviene opacar al Libertador ajeno.
Si se recuerdan los violentos procedimientos de las “madres” y de la “falsa abuela” en base a simples presunciones o sospechas, aún violentando el sagrado derecho a la intimidad de los interesados y el siniestro re-entierro de Perón, nadie puede sorprenderse de esto o que le aparezca un hijo al Cardenal Primado, garantido y certificado por A.D.N.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tu texto es de cuarta, esfuerzate por argumentar