julio 14, 2006

Título: a voluntad del lector

(Beirut ayer, foto AFP)
Gracias, algún trabajo hay que tomarse de tanto en tanto mi amigo lector. La verdad es que tengo cientos y ninguno me cierra del todo, por ello lo dejo librado a su creatividad.
Estoy al decir de un español “rizando el rizo” de la actualidad y no puedo olvidar la imagen de un artículo pasado (Ver: "Tierra de caravanas")
En una sucesión sin pausa y sin respiro, hemos pasado de los siete misiles coreanos cuya motivación se desconoce, a la amenaza de represalias de los EEUU y la adhesión del Japón a la doctrina de la guerra preventiva. Bruscamente todo va a parar al congelador por la detención de terroristas que planeaban inundar los accesos a Mannhatan, sin poder reponerse de la sorpresa suceden salvajes ataques a los trenes en Bombay, y como si faltara algo, Israel decide bombardear y aislar el Líbano. Casi sin tiempo a contar y enterrar a los muertos, desandamos el camino y vuelta al cercano oriente, acá si hay para todos los gustos e ideologías.
Es guerra, de esto no hay duda aunque no se lo diga; invasión destrucción y bloqueo de una nación soberana e independiente por otra, sin decir “agua va”, mientras la ONU y su Consejo de Seguridad se hacen los distraídos; a que se van a meter si los Israelíes a nadie le dan pelota.
A ponerle nombre, a todos se les dará el gusto: “operación policial”, guerra preventiva o defensiva, asimétrica y hasta se puede acuñar una “neo guerra”.
Como escribo muchas veces: la misma basura con distinto nombre. ¿Las razones? solo una que está desde el principio en la raíz de todos los males: Soberbia.
Los que reparten los turnos para los estropicios; ¿nos darán tiempo a ubicarnos y entender algo al menos de un conflicto antes de llamar al próximo?
Comienzo a sospechar que los hombres se han hecho universalmente adictos a la adrenalina, nadie puede vivir en paz y tranquilo, parece necesaria la cuota de terror y angustia, con la inseguridad geológica y la local cotidiana no alcanza. Si esto es así va para peor, el acostumbramiento y la perdida de sensibilidad requieren aumentar la dosis.
Tranquilos, como se ve la sangre nunca llega del todo al río, una buena mesa y a pasarla bien, no tenemos la vida comprada ni necesitamos comedidos para terminarla. Si, ya se, tanto va el cántaro a la fuente... Tampoco es problema el día que se rompa nadie se va enterar ni se va a dar cuenta.
Hasta el lunes habrán dos días; habrá adrenalina para regalar y si falta, a pasear por el barrio y enterarse de las últimas novedades.

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