Es el tema de actualidad en el que no se puede entrar con un mínimo de responsabilidad, atento a los cientos de factores e intereses que se mueven. No queda clara la razón por la que Corea lanza siete misiles en momentos que está en entredicho con el mundo. Menos claro es su desafío a los EEUU y la amenaza de un conflicto mundial. Verdadera guerra asimétrica donde el poderoso no es el mundo sino Corea.
¿Qué puede perder Corea? Una existencia miserable. ¿Qué puede perder el mundo? Todo. Así de sencillo.
Desde fines de la segunda guerra el “Peligro” es un conflicto nuclear que podría aniquilar el mundo. Una utopía propia de la soberbia de creer que el hombre tiene poder para acabar con la creación cuando ignora todo sobre ella.
De esa convicción se deriva que todo lo que no sea nuclear no pasa de ser una molesta tormenta.
Hoy es de tal magnitud la interdependencia de todos que la desestabilización de un solo factor aparentemente intrascendente puede generar una reacción en cadena capaz de aniquilar todos los sistemas que regulan el funcionamiento social, político y económico del planeta.
Sin duda que estas disquisiciones no contestan ni ayudan a comprender la cuestión, pero a poco que se lo piense se podrá tener la verdadera dimensión de lo que ocurre y del grado de irresponsabilidad de los que de un lado y de otro juegan con fuego o especulan sobándoles el lomo a los supuestos contendientes.
Ni Corea ni Irán necesitan atacar militarmente a Norteamérica para aniquilarla, basta una “megacrisis” económica en el sudeste asiático a partir de mover una piedrita en el tablero.
Recordemos que China es dueña de la gigantesca deuda externa americana; no se precisan misiles, basta un asiento contable, un retoque en el tipo de cambio, lo que se llama un “golpecito de mercado” o la interrupción del flujo petrolero del golfo y el mundo a la lona.
Los EEUU no pueden agredir a Corea sin el visto bueno de Rusia y China ¿A que jugamos?
Son las impensadas consecuencias de la acumulación de poder en manos de quienes no tienen la capacidad de ejercerlo. ¿Paradójico, no? Que quienes tienen mayor poder acaben sucumbiendo al mismo y que haya delirantes que vivan acumulando aquello que los va a eliminar.
¿Qué puede perder Corea? Una existencia miserable. ¿Qué puede perder el mundo? Todo. Así de sencillo.
Desde fines de la segunda guerra el “Peligro” es un conflicto nuclear que podría aniquilar el mundo. Una utopía propia de la soberbia de creer que el hombre tiene poder para acabar con la creación cuando ignora todo sobre ella.
De esa convicción se deriva que todo lo que no sea nuclear no pasa de ser una molesta tormenta.
Hoy es de tal magnitud la interdependencia de todos que la desestabilización de un solo factor aparentemente intrascendente puede generar una reacción en cadena capaz de aniquilar todos los sistemas que regulan el funcionamiento social, político y económico del planeta.
Sin duda que estas disquisiciones no contestan ni ayudan a comprender la cuestión, pero a poco que se lo piense se podrá tener la verdadera dimensión de lo que ocurre y del grado de irresponsabilidad de los que de un lado y de otro juegan con fuego o especulan sobándoles el lomo a los supuestos contendientes.
Ni Corea ni Irán necesitan atacar militarmente a Norteamérica para aniquilarla, basta una “megacrisis” económica en el sudeste asiático a partir de mover una piedrita en el tablero.
Recordemos que China es dueña de la gigantesca deuda externa americana; no se precisan misiles, basta un asiento contable, un retoque en el tipo de cambio, lo que se llama un “golpecito de mercado” o la interrupción del flujo petrolero del golfo y el mundo a la lona.
Los EEUU no pueden agredir a Corea sin el visto bueno de Rusia y China ¿A que jugamos?
Son las impensadas consecuencias de la acumulación de poder en manos de quienes no tienen la capacidad de ejercerlo. ¿Paradójico, no? Que quienes tienen mayor poder acaben sucumbiendo al mismo y que haya delirantes que vivan acumulando aquello que los va a eliminar.
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