julio 04, 2006

La opinión pública legisla

Dentro de las curiosas novedades que nos propone el régimen absolutista, se destaca esta novedad que avanza con fuerza arrolladora y hasta con la mediática aprobación del coro de mercenarios.
Existen dos proyectos de ley de trascendental importancia: la reforma del código penal (de cuya autoría se apartan juristas, delincuentes y autoridades) y la ley de educación, también una entelequia anónima. Proyectos que serán tratados por el Congreso después que la “opinión pública” haya dado su veredicto o la interpretación que el mandamás por boca de sus ministros de Educación y Justicia haga de ella.
El procedimiento ideado es una convocatoria a opinar sobre el contenido de un “mamotreto” publicado en Internet, lo cual sin entrar en otras consideraciones significa que solo pueden opinar los que dispongan de una computadora, acceso a Internet y mucho tiempo libre para leer el proyecto, pensar, opinar y enviar una respuesta, como se ve al alcance de todos, sean menores, mayores, ciudadanos o extranjeros. La división de poderes y la Constitución, bien gracias.
El procedimiento es novedoso, “el pueblo puede libremente opinar” y además puede hacerlo cuantas veces quiera, no existen salvaguardas que impidan enviar dos, o mil opiniones ¿Quién puede osar oponerse a esta expresión popular y mayoritaria?
Muchos “comunicadores” ya han dado su bendición al método, es positivo dicen, que el gobierno dé participación y consulte estas cuestiones dejando de lado la imposición por decreto o “mayorías regimentadas”. Sinceramente no se sabe que es peor: si los gobernantes abusadores o los gobernados complacientes. Cada pueblo tiene los gobernantes y dirigentes que se merece. Cuando restalle el azote de Dios sin lugar a dudas no va a quedar títere con cabeza.
Si se aprieta el limón se le puede sacar más jugo, esta nueva forma de gobierno respeta a los intermediarios ya que el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes y ahora lo hará por la mediación de los “interpretes de la opinión pública”. Hace unos años estas practicas se llamaban “gatopardismo”. Seamos prácticos, no se les puede pedir a las bestias que sepan tanto.Hasta le puedo dar otro argumento que esta en el aire; “Si no se involucra participa y opina no tiene derecho a quejarse”.

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