Sin mucho ruido comienzan a darse informaciones sobre masivos movimientos de personas, se multiplican los asentamientos clandestinos y la ocupación de terrenos, que además pueden ser los de mayor valuación de la ciudad o basurales.
Durante el partido del mundial entre Holanda y la Argentina, 400 camiones se desplazaron por la ciudad y cientos o miles de personas ocuparon todos los espacios libres en las antiguas villas del Retiro, “villas miseria” les llaman, no obstante que hay nuevas construcciones de cinco plantas; en todas partes hay hijos y entenados.
El desmesurado crecimiento de estos asentamientos no se compadece con los índices oficiales sobre aumento de la ocupación, disminución de trabajo en negro y de la pobreza e indigencia y reactivación industrial; hasta va de contramano con las cifras, ya críticas, de caída de la tasa de natalidad. Alguien miente; o acá hay una explosión demográfica que los organismos oficiales no registran, o acá aparece gente que no se sabe de dónde sale.
Lo que lleva a una situación difícil de analizar dado la desinformación existente y la confusión de las denominaciones, contaminada por los puritanos antidiscriminadores ¿Es inmigración, infiltración o invasión?
Cientos de personas que ocupan un lugar no salieron de un repollo, vinieron de otro lugar. Si son argentinos, en alguna parte dejaron espacios libres que fueron inmediatamente ocupados, existe un “corrimiento poblacional” de las fronteras norte hacia el centro del país, Buenos Aires incluida.
Cuando el desplazamiento responde a crecimiento demográfico es lento, gota a gota, un individuo tras otro o una familia, los desplazamientos masivos son otra cosa, requieren inteligencia previa del lugar de destino y una aceitada logística. Acá nada es espontáneo y si no lo es, algún responsable lo sabe y si no lo impide es porque lo alienta o lo tolera.
No hace más de un mes tuve la oportunidad de ver parte de un programa de investigación periodística en que se entrevistaba en uno de estos precarios asentamientos, a un combatiente checheno y a varios “refugiados” (excombatientes de las guerras tribales que asolan el continente africano). El otro día en un medio televisivo (Telefé) se daba otra información acerca de la cantidad de extranjeros que bajo el status de "refugiados del Alto Comisionado de las Naciones Unidas" llegan al país; en los papeles para ingenuos se dice uno por día.
No quiero hilar demasiado fino pero acá hay gato encerrado, si se le suma la activa participación del ministro de Salud Pública en controlar la natalidad en un país vacío de población, no es imprudente concluir que el ejecutivo necesita espacio. Quizás el promocionado “Nuevo País” necesite nuevos habitantes…Ya va a saltar la liebre. Hasta tanto agárrese fuerte, se nos han ido tantas cosas que en cualquier momento se nos va el país y pasaremos a ser extranjeros en nuestra casa.
Durante el partido del mundial entre Holanda y la Argentina, 400 camiones se desplazaron por la ciudad y cientos o miles de personas ocuparon todos los espacios libres en las antiguas villas del Retiro, “villas miseria” les llaman, no obstante que hay nuevas construcciones de cinco plantas; en todas partes hay hijos y entenados.
El desmesurado crecimiento de estos asentamientos no se compadece con los índices oficiales sobre aumento de la ocupación, disminución de trabajo en negro y de la pobreza e indigencia y reactivación industrial; hasta va de contramano con las cifras, ya críticas, de caída de la tasa de natalidad. Alguien miente; o acá hay una explosión demográfica que los organismos oficiales no registran, o acá aparece gente que no se sabe de dónde sale.
Lo que lleva a una situación difícil de analizar dado la desinformación existente y la confusión de las denominaciones, contaminada por los puritanos antidiscriminadores ¿Es inmigración, infiltración o invasión?
Cientos de personas que ocupan un lugar no salieron de un repollo, vinieron de otro lugar. Si son argentinos, en alguna parte dejaron espacios libres que fueron inmediatamente ocupados, existe un “corrimiento poblacional” de las fronteras norte hacia el centro del país, Buenos Aires incluida.
Cuando el desplazamiento responde a crecimiento demográfico es lento, gota a gota, un individuo tras otro o una familia, los desplazamientos masivos son otra cosa, requieren inteligencia previa del lugar de destino y una aceitada logística. Acá nada es espontáneo y si no lo es, algún responsable lo sabe y si no lo impide es porque lo alienta o lo tolera.
No hace más de un mes tuve la oportunidad de ver parte de un programa de investigación periodística en que se entrevistaba en uno de estos precarios asentamientos, a un combatiente checheno y a varios “refugiados” (excombatientes de las guerras tribales que asolan el continente africano). El otro día en un medio televisivo (Telefé) se daba otra información acerca de la cantidad de extranjeros que bajo el status de "refugiados del Alto Comisionado de las Naciones Unidas" llegan al país; en los papeles para ingenuos se dice uno por día.
No quiero hilar demasiado fino pero acá hay gato encerrado, si se le suma la activa participación del ministro de Salud Pública en controlar la natalidad en un país vacío de población, no es imprudente concluir que el ejecutivo necesita espacio. Quizás el promocionado “Nuevo País” necesite nuevos habitantes…Ya va a saltar la liebre. Hasta tanto agárrese fuerte, se nos han ido tantas cosas que en cualquier momento se nos va el país y pasaremos a ser extranjeros en nuestra casa.
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