En distintos artículos desde hace más de un año vengo comentando la similar realidad que corre a través de todos los países de Sudamérica. En las últimas semanas, esto que fue una impresión o sensación personal lo he visto confirmado, a tal punto que leyendo una publicación venezolana me es difícil distinguir si estoy viendo lo que ocurre en otras tierras o mirando un espejo: educación, inseguridad, economía, miedo y avasallamiento de todas las libertades, las mismas mentiras oficiales y las mismas palabras.
En Venezuela ese viento de popa que empuja todas las economías. se llama petróleo, por el que aumentaron cinco veces sus recursos y tres veces la pobreza; en Argentina es la exportación de los productos agropecuarios que le ponen números al superávit fiscal, para que el gobierno y los economistas dibuje el resto de los índices.
Todas mentiras de patas cortas que van a golpear muy mal a los que se hacen los distraídos.
“Se pagó la deuda”, ¡mentira! Se estafó a los inversores extranjeros y argentinos, de estos, todos acreedores obligados como lo son los aportantes al sistema de capitalización de jubilaciones y pensiones, cuyas administradoras fueron obligadas a comprar bonos y los acreedores de juicios contra el estado, que paga con papelitos cuando le da la gana por una “legal emergencia económica” que da para todas las tropelías. Mientras, se sigue emitiendo deuda que compra Chávez una vez que la tuvo vendida, y hace una gigantesca diferencia a expensas de Venezuela, comprando con un tipo de cambio y vendiendo con otro. Deuda que demás esta decir, tendrán que pagar en unos años los argentinos que queden y el muerto lo van a cargar los que hoy se creen alternativa.
La inseguridad por el mismo camino, al igual que la nueva educación y el desguase y corrupción de las FFAA.
Si alguien tenía dudas, lo que viene fue claramente explicitado con el apoyo de todos los mamarrachos Indigenistas pseudonacionalistas, demócratas sociales y los socialistas elegantes en la Cumbre de Córdoba.
Una América, un banco, un “ejército”, un congreso, una constitución, una educación, una historia y una ideología. Lo que no se dice pero esta obviamente tácito, es que para conducir tantos “unos” es necesario una sola cabeza, haciendo un juego de palabras solo un “Atila” puede comandar tantos “Hunos.”
Que me cuenten porqué esto no se llama absolutismo hegemónico. Roma ni los antiguos Imperios Centrales soñaron tanto poder.
Latinoamérica, para usar la muletilla obligatoria a los mercenerarios del nuevo régimen, marcha hacia la unidad que pretendieron impedir los poderosos de mundo.
La verdad sea dicha: América fue una, les guste o no en la corona de Castilla, y aunque resulte paradójico fue diversa en las individualidades de todos sus compartimentos políticos (virreinatos) y aún en los regionalismos que se integraban en ellos. Se rompió por obra de los franceses iluminados, la acción disolvente de los masones apátridas, los interese comerciales de Londres y la estúpida ceguera de los criollos, más dispuestos a pegarse a todas las cultas novedades y pelearse entre ellos por un “quítame de allá esas pajas” que por pensar por si mismos.
Ninguna de las regiones de España jamás se consideró “colonia” y fueron igualmente expoliadas por Reyes indignos. La imperfecta unión que hubo un día se rompió y aún lo sigue haciendo; ¿o acaso los reclamos de regionalismos, autonomías o francamente separatismos no se escuchan en todas partes o están presentes aun cuando no se lo diga?
Sin necesidad de poner imaginación ¿no ve en el espejo a la España de hoy?
Esa unidad propuesta es una utopía más delirante que el mismo comunismo.
Podremos ser hermanos y seguir peleándonos como pasa en las mejores familias; pretender que todos sean altos, morochos, rubios o colorados es simplemente una estupidez, siempre habrá sinceros y mentirosos; egoístas y colaboradores voluntariosos; amarretes y generosos; ingenuos y especuladores; los preferidos de papá o mamá; los celosos, los mayores, los del medio y los menores, los hijos de la “mano dura” y lo de la tolerancia del cansancio. Es parte de nuestra humana naturaleza, no somos marcianos.
Se está inventando otra ficción de una fantasía histórica para justificar que una brutal oligarquía absolutista se apodere de todo sin fronteras.
Tengo claro que no habrá unidad posible por decreto de tiranos, si es que tal unidad es buena, no me caso con consignas. El único camino es que cada uno encuentre y se afirme libremente en su particular individualidad sobre la piedra de la verdad actual e histórica, solo ese cimiento permitirá levantar un sólido edificio. Si resulta necesario o conveniente hacerlo.
Hoy por hoy, el discurso de unidad latinoamericana no es más que la piel de cordero que oculta al lobo.
La llamada “educación” que se promociona, en verdad: lavado de cerebro, es el caballo de Troya, mientras no se modifiquen el individualismo y sentido de la libertad genético de nuestros pueblos no podrán avanzar.
Ya instalaron el contramensaje: se oponen a la educación los que pretenden mantener a los pueblos en la ignorancia para esclavizarlos ¿Y los que los instruyen en mentiras y les enseñan a mirar todo con el mismo cristal qué son? ¡Cuántos se han prendido con uñas y diente de esta “verdad”!
Tanto es nuestro instintivo afecto a la libertad que garantice nuestro congénito individualismo, que todos buscamos gobiernos fuertes porque somos concientes de ser ingobernables y más que al fuerte que sabemos podremos voltear, le tememos al caos del anarquismo.
Cada día que pasa se suman nuevas voces de los “derechosos ilustrados” presentando la nueva solución: el bipartidismo sajón, los misma copias siempre en boca de los estériles intelectuales, que vendría a ser algo así como: “pensamos lo mismo, nos diferenciamos en la forma de hacerlo”.
No me deja contento que Castro haya certificado extensamente cuanto vengo escribiendo sobre guerra; educación, justicia, y el brutal lavado de cerebro que se ha desatado sobre toda América en busca de un pensamiento y razonamiento monocorde, por la acción mancomunada de “dirigentes” educadores, intelectuales y periodistas que presumen de modernos e ilustrados. Y con la financiación de empresarios exitosos que aplauden los posible grandes negocios que harán con Chávez, Castro, Pakistán e Irán.
Siempre queda alguno en el tintero que en los próximos meses aparecerán en la superficie, son los que están mimetizados de opositores cómodamente apoltronados en el llamado “establishment” los “quinta columna”, la rama derecha de la pinza. Para ser más precisos, los que a la vista de lo que ocurre tuercen el eje de la cuestión y se hacen cruces por las violaciones a la Constitución y a las instituciones y se comen todos los sapos que vienen bajo la superficie.
Digámoslo bien claro: estamos, cuando menos en Argentina en la última trinchera, y en esta situación no sirve levantar muertos por bandera, lo que queda, apenas es un decorado de papel pintado vacío de contenido. La constitución, las leyes, códigos e instituciones son letra muerta. No se las defendió cuando agonizaban, a que llorar como mujeres, lo que no se supo defender como hombres. Si no tenemos muy claro sobre que estamos parados será imposible mantenernos de pié.
La verdadera cuestión a mi modo de ver no es restaurar, rehacer, refundar o lo que se quiera. Si algo murió es porque no servía más, no pudo cumplir la función para la que fue creado porque llevaba un virus mortal desde su origen o se corrompió por los materiales baratos con que se lo hizo.
Será hora de pensar y dar rienda suelta al ingenio, crear que es más trabajo, y mirar antes de cada paso hacia atrás para tener claro porque estamos donde estamos.Repito un final de otro artículo parafraseando a Don Ramón Ortega y Gasset: “Hispanoamericanos a las obras”.
En Venezuela ese viento de popa que empuja todas las economías. se llama petróleo, por el que aumentaron cinco veces sus recursos y tres veces la pobreza; en Argentina es la exportación de los productos agropecuarios que le ponen números al superávit fiscal, para que el gobierno y los economistas dibuje el resto de los índices.
Todas mentiras de patas cortas que van a golpear muy mal a los que se hacen los distraídos.
“Se pagó la deuda”, ¡mentira! Se estafó a los inversores extranjeros y argentinos, de estos, todos acreedores obligados como lo son los aportantes al sistema de capitalización de jubilaciones y pensiones, cuyas administradoras fueron obligadas a comprar bonos y los acreedores de juicios contra el estado, que paga con papelitos cuando le da la gana por una “legal emergencia económica” que da para todas las tropelías. Mientras, se sigue emitiendo deuda que compra Chávez una vez que la tuvo vendida, y hace una gigantesca diferencia a expensas de Venezuela, comprando con un tipo de cambio y vendiendo con otro. Deuda que demás esta decir, tendrán que pagar en unos años los argentinos que queden y el muerto lo van a cargar los que hoy se creen alternativa.
La inseguridad por el mismo camino, al igual que la nueva educación y el desguase y corrupción de las FFAA.
Si alguien tenía dudas, lo que viene fue claramente explicitado con el apoyo de todos los mamarrachos Indigenistas pseudonacionalistas, demócratas sociales y los socialistas elegantes en la Cumbre de Córdoba.
Una América, un banco, un “ejército”, un congreso, una constitución, una educación, una historia y una ideología. Lo que no se dice pero esta obviamente tácito, es que para conducir tantos “unos” es necesario una sola cabeza, haciendo un juego de palabras solo un “Atila” puede comandar tantos “Hunos.”
Que me cuenten porqué esto no se llama absolutismo hegemónico. Roma ni los antiguos Imperios Centrales soñaron tanto poder.
Latinoamérica, para usar la muletilla obligatoria a los mercenerarios del nuevo régimen, marcha hacia la unidad que pretendieron impedir los poderosos de mundo.
La verdad sea dicha: América fue una, les guste o no en la corona de Castilla, y aunque resulte paradójico fue diversa en las individualidades de todos sus compartimentos políticos (virreinatos) y aún en los regionalismos que se integraban en ellos. Se rompió por obra de los franceses iluminados, la acción disolvente de los masones apátridas, los interese comerciales de Londres y la estúpida ceguera de los criollos, más dispuestos a pegarse a todas las cultas novedades y pelearse entre ellos por un “quítame de allá esas pajas” que por pensar por si mismos.
Ninguna de las regiones de España jamás se consideró “colonia” y fueron igualmente expoliadas por Reyes indignos. La imperfecta unión que hubo un día se rompió y aún lo sigue haciendo; ¿o acaso los reclamos de regionalismos, autonomías o francamente separatismos no se escuchan en todas partes o están presentes aun cuando no se lo diga?
Sin necesidad de poner imaginación ¿no ve en el espejo a la España de hoy?
Esa unidad propuesta es una utopía más delirante que el mismo comunismo.
Podremos ser hermanos y seguir peleándonos como pasa en las mejores familias; pretender que todos sean altos, morochos, rubios o colorados es simplemente una estupidez, siempre habrá sinceros y mentirosos; egoístas y colaboradores voluntariosos; amarretes y generosos; ingenuos y especuladores; los preferidos de papá o mamá; los celosos, los mayores, los del medio y los menores, los hijos de la “mano dura” y lo de la tolerancia del cansancio. Es parte de nuestra humana naturaleza, no somos marcianos.
Se está inventando otra ficción de una fantasía histórica para justificar que una brutal oligarquía absolutista se apodere de todo sin fronteras.
Tengo claro que no habrá unidad posible por decreto de tiranos, si es que tal unidad es buena, no me caso con consignas. El único camino es que cada uno encuentre y se afirme libremente en su particular individualidad sobre la piedra de la verdad actual e histórica, solo ese cimiento permitirá levantar un sólido edificio. Si resulta necesario o conveniente hacerlo.
Hoy por hoy, el discurso de unidad latinoamericana no es más que la piel de cordero que oculta al lobo.
La llamada “educación” que se promociona, en verdad: lavado de cerebro, es el caballo de Troya, mientras no se modifiquen el individualismo y sentido de la libertad genético de nuestros pueblos no podrán avanzar.
Ya instalaron el contramensaje: se oponen a la educación los que pretenden mantener a los pueblos en la ignorancia para esclavizarlos ¿Y los que los instruyen en mentiras y les enseñan a mirar todo con el mismo cristal qué son? ¡Cuántos se han prendido con uñas y diente de esta “verdad”!
Tanto es nuestro instintivo afecto a la libertad que garantice nuestro congénito individualismo, que todos buscamos gobiernos fuertes porque somos concientes de ser ingobernables y más que al fuerte que sabemos podremos voltear, le tememos al caos del anarquismo.
Cada día que pasa se suman nuevas voces de los “derechosos ilustrados” presentando la nueva solución: el bipartidismo sajón, los misma copias siempre en boca de los estériles intelectuales, que vendría a ser algo así como: “pensamos lo mismo, nos diferenciamos en la forma de hacerlo”.
No me deja contento que Castro haya certificado extensamente cuanto vengo escribiendo sobre guerra; educación, justicia, y el brutal lavado de cerebro que se ha desatado sobre toda América en busca de un pensamiento y razonamiento monocorde, por la acción mancomunada de “dirigentes” educadores, intelectuales y periodistas que presumen de modernos e ilustrados. Y con la financiación de empresarios exitosos que aplauden los posible grandes negocios que harán con Chávez, Castro, Pakistán e Irán.
Siempre queda alguno en el tintero que en los próximos meses aparecerán en la superficie, son los que están mimetizados de opositores cómodamente apoltronados en el llamado “establishment” los “quinta columna”, la rama derecha de la pinza. Para ser más precisos, los que a la vista de lo que ocurre tuercen el eje de la cuestión y se hacen cruces por las violaciones a la Constitución y a las instituciones y se comen todos los sapos que vienen bajo la superficie.
Digámoslo bien claro: estamos, cuando menos en Argentina en la última trinchera, y en esta situación no sirve levantar muertos por bandera, lo que queda, apenas es un decorado de papel pintado vacío de contenido. La constitución, las leyes, códigos e instituciones son letra muerta. No se las defendió cuando agonizaban, a que llorar como mujeres, lo que no se supo defender como hombres. Si no tenemos muy claro sobre que estamos parados será imposible mantenernos de pié.
La verdadera cuestión a mi modo de ver no es restaurar, rehacer, refundar o lo que se quiera. Si algo murió es porque no servía más, no pudo cumplir la función para la que fue creado porque llevaba un virus mortal desde su origen o se corrompió por los materiales baratos con que se lo hizo.
Será hora de pensar y dar rienda suelta al ingenio, crear que es más trabajo, y mirar antes de cada paso hacia atrás para tener claro porque estamos donde estamos.Repito un final de otro artículo parafraseando a Don Ramón Ortega y Gasset: “Hispanoamericanos a las obras”.
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