De antiguo se sabe que son costumbres poco recomendables, pero hay gente moderna y progresista que insiste en ellas.
Chávez acusa al gobierno de Zapatero de torturar etarras para que confiesen su entrenamiento con las FARC en Venezuela, no lo podrá acusar de tirar opositores al mar porque los “expertos” pilotos argentinos en esos menesteres, fueron juzgados en España y no tienen voluntad de colaborar con el aprendiz de remendón
En Ecuador detienen a 46 policías acusados de alzarse y tratar de asesinar al presidente Correa, desafiando a 45000 efectivos leales del ejército y a todos los presidentes de Sudamérica Esa si que es una policía brava que sabe hacerse respetar.
Dilma Rousseff presumió toda su vida de judía atea, abortista y terrorista y ahora se proclama católica, defensora de la vida, respetuosa de todas las opiniones y democrática.
Cristina Kirchner después de aprobar el texto de la entrevista con Der Spiegel lo niega; afirma su decisión de pagar todas las deudas y cambia de avión para que no le embarguen y rematen el Tango 01 en cuanto toque tierra alemana y le cambia la titularidad al stand argentino en Frankfurt para que no le ocurra lo mismo.
La ministro de la Corte de Justicia Cármen Argibay Molina, la desaparecida que apareció para ser indemnizada y olvido devolver el producto de la estafa, es un caso paradigmático de estas costumbres, al punto que dudo si es una mal educada, una idiota incapaz de aprender o en el curso de su vida se desprendió del pudor y la vergüenza por inservibles.
Lea completo el fundado artículo del Dr. Rodolfo Barra ex ministro de la Corte Suprema de Justicia.
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