No es necesario estudiar cursos posibles de acción, hay uno solo, ciega y furiosa embestida. Escribí fieras en plural y no es error: la dictadura progresista y el trotskismo, el de la guerra total y la revolución permanente. Distintas razones, distintos intereses e iguales dolorosas consecuencias.
A mi entender hora de extrema prudencia y poner grandes filtros a consejeros y asesores. Uno de esos momentos en la vida en que un paso en falso no es simple caída, es la muerte definitiva.
Creo que si hay un principio rector es que por muy justas que sean las razones no se debe iniciar nada que no se este dispuesto a llevar hasta sus últimas consecuencias.
La inversa de los argumentos de la ex-Mesa de enlace agropecuaria inventora del conflicto sectorial que no es político o del complejo destituyente. Se autodestituye el que no gobierna o lo hace contra todos. Se ha hecho hábito culpar a la victima para exculpar al agresor, transformado en una imagen virtual (el secretario o el ministro, la falta de política agropecuaria)
En Argentina el ejecutivo es unipersonal y único responsable, tiene nombre y apellido, al punto que goza de la atribución de vetar.
Van por un nuevo conflicto, esperando la reacción para abatir definitivamente al que se plante.
Soy conciente que tienen la suma del poder y es muy sutil el límite entre las justas resistencias pasiva o activa Productores agropecuarios y católicos están en la primera línea de objetivos. Conociendo su hipócrita metodología, no viene el sopapo directo, solo una mojada de oreja o el dedo en la cola, para medir la reacción o provocarla.
Con respecto al choque de trotzkos, marxistas y progre vergonzantes, la cuestión es distinta, es solo para mirar de lejos y cuidarse de no ser parte de la estadística de daños colaterales. Es un sayo a medida de los que aplauden y festejan a los supuestos enemigos de sus enemigos que brotan como hongos cuando llueve y hay humedad; como si dijera Leuco, Scioli, Duhalde, Majul o Alfonsin.
La torpeza de todos los involucrados en el último papelón mortal ha provocado que el trotskismo, perdedores y fracasados natos, se queden con las banderas de la revolución y la resistencia a la derecha progre kirchnerista. Una situación intolerable para sus hermanos que empeñan la vida negociando como comerse a las naciones bien adobados y sin protestas de la gente seria.
Históricamente la larga mano de los “rojos oficiales” los redujo a papilla sanguinolenta, se llamen alias León Trotsky, neè Lev Davidovich Bronstein o Ernesto Guevara Lynch de la Serna.
Los vasos comunicante entre unas fieras y otras son abundantes que esto comienza no hay duda, el como y cuando termina es otra cosa.
No olvide que al que cría cuervos le comen los ojos.
¡¡¡Dios nos ilumine y los confunda!!!
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