El kirchnerismo se quedó atónito ante la marcha de movimientos no alineados que jaqueó puntos críticos de la ciudad y de 13 provincias del martes. Los sorprendió la existencia de esa organización y logística y hablaban del “monstruo” que se creó ante sus propias narices. Mientras las pantallas cubren los incidentes en la ex Terrabusi, ya hablan del “control de la calle”.
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Estas pequeñas células del anarquismo –conformadas generalmente por jóvenes encapuchados– están operando de manera muy distinta a los grupos terroristas y vandálicos, ya que no se valen del asesinato ni del robo para amedrentar. Su protesta consiste en provocar daños materiales a los inmuebles que consideran emblemáticos de un capitalismo injusto.
"En cambio, aquí estamos viendo que estos grupos anarquistas ni matan ni roban, pese a atacar sucursales bancarias. En uno de sus mensajes aclararon: 'No queremos el sucio dinero del capitalismo'. Y además realizan sus acciones durante las madrugadas, precisamente para evitar muertos y heridos". Ver Proceso. com.mx
Una es información local, la otra viene de Méjico, curiosamente coinciden en el tiempo. Más curiosamente aún, de ambas se hacen lecturas envenenadas. No es cierto que alguien se sorprenda por la logística y puntualidad inglesa de nuestros subversivos o que se desconozca quienes son; ni lo es que los anarquistas sean buena gente que no roba, no lastima ni mata Llamemos a las cosas por su nombre: Gimnasia revolucionaria, la conocemos y hemos visto muchas veces siempre precediendo puebladas o la aparición del terrorismo desembozado.
Nadie puede sorprenderse ni hacer lecturas fantásticas.
En Méjico pueden prescindir del sucio dinero capitalista porque tienen financiación narco, aquí roban y matan porque necesitan la carne de cañón de excluidos y limados drogadictos de villerios y asentamientos. Sin robo no hay diversión completa es el obligado choripan y tetrabrik del acto.
A la cabeza siempre están los mismos: ácratas, trotskos y sus banderas rojas y negras.
Las fotos que encabezan el artículo son suficientemente claras, las imágenes se reproducen en Amsterdam, Sevilla, Barcelona, Méjico, Atenas, Santiago de Chile y Buenos Aires, las mismas cabezas dirigiendo con las mismas banderas, solo varían los que están en la calle, desde los estúpidos protestantes de siempre a los descerebrados, pasando por los “jóvenes idealistas”
Solo se necesita uno que invite al “acto”, arree y tire la primera piedra, la manada sigue sola el camino que le marcan, ya es un reflejo condicionado.
Detrás siempre vienen las putas viejas con críos prestados profiriendo alaridos: ¡Mi hijo, justicia, justicia, asesinos! Y como furgón de cola analistas y pacificadores machacando con policías bravas, represión, derechos humanos, libertad de expresión y toda la retahíla de consignas subversivas.
La subversión terrorista que se monto en el gobierno a cambio de dejarse montar para construir el poder que su ilegitimidad de origen le negaba; es conciente que los supuestos beneficios del gobierno tienen plazo fijo, ya no puede sostenerse y opta por mostrarse como un poco opositora, de paso presiona y practica para negociar desde una posición de fuerza y despuntar el vicio.
Si quieren sostenerse que se apoyen en nosotros que tenemos la fuerza, sería el mensaje.
No es descabellado suponer que de acuerdo como se desplace este fluido juego de poder, la tiranía pegue un aparente volantazo a la derecha(¿) haciendo la parodia de liberar calles, rutas y fabricas ocupadas siguiendo los “protocolos” de las incautaciones de drogas.
Esto es todo falso y acordado con los traficantes; procedimientos para la estadística, nunca hay detenidos procesados ni condenados.
La oposición por boca de ganso se queda sin discurso. Ya no se los precisa, es hora de comenzar a preparar su liquidación para después de las elecciones que deben legitimar.
El desorden político, judicial y económico del país no se toca, pero baja la “sensación” de inseguridad y se aparenta cierta voluntad de ordenar. La cuestión es llegar a las elecciones, cuando suenen las 12 de la noche y se anuncia el triunfo de la continuidad, como en el baile de la Cenicienta, se caen caretas y disfraces.
Comparaba días pasados a la subversión con las siete cabezas de la Hydra que jaquea a Honduras, en argentina más parecen muchas canastas en las que ponen sus huevos; toda la Nomenclatura del estado, ejecutivo, legislativo y judicial, nacional, provincial y municipal, gremialismo, los llamados movimientos sociales, partidos políticos, Universidades y la intelectualidad culturosa.
¿Por qué tantos y dónde están los otros? Es la pregunta que se impone. No son tantos, es un grupúsculo organizado con todos los medios de comunicación a su servicio y objetivos precisos, es una asociación criminal ilícita, una mafia, que hace de cada lugar un destino militar. Todos se ayudan y colaboran.
En tanto el ciudadano común mira para otro lado, queriendo parecer moderno, progresista y tolerante, ante el terror de ser calificado de Macarthysta.
De la dirigencia cómplice mejor ni hablar. Su única razón de ser es mostrarse, tener cámara, micrófono y reportajes, su única forma de permanecer y sentirse importantes al ser consultados como oráculos.
Tienen clarísima conciencia que son fracasados vacíos de contenido. Su éxito es el de las ratas, alimentarse bien con las sobras del poder.
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