Progreso cultural
En verdad, como poder se puede, pero carece de razón y sentido, cosa de locos. De la misma manera que no se puede ser tiempista, vientista, o sequiano; el progreso, el tiempo, el viento o la sequía están, llegan y pasan independientemente de nuestra voluntad y de las mayorías que lo voten. No hay forma de oponerse, detenerlo o instalarlos, por mucha fuerza que se haga.
¿Por qué razón algunos se complacen en definirse como tales, cual si fuera un título honorable, permanente e inmutable que abre todas las puertas?
Porque son todo lo contrario. Es sabido que en esta cultura importa parecer y no ser. En rigor son retrógrados. No hacen falta demostraciones, está claramente a la vista.
Hay cada vez más pobres y sumergidos porque los fabrican, cada vez menos derechos porque ellos los otorgan y administran. Cada vez más primitivismo y violencia porque son modernos, tolerantes y pacifistas. Se presentan como libertadores y el peso de su presencia asfixia a los seres humanos, que ya no soportan tanta mentira.
Están las condiciones dadas para que entre dos falsas contradicciones aparezca la síntesis superadora (del manual de la praxis revolucionaria) algo así como los liberales sociales, el socialismo capitalista o los conservadores populares; ya hubo un fallido intento fagocitado por la subversión.
Existen “populares” enfrentando a los socialistas obreros en España (¿serán capitalistas o liberales los otros socialistas españoles?) como siempre todos fuera de lugar o usando el traje del finado.
Hasta hemos conocido un Peronismo transversal, siendo vertical por definición.
¿Acaso algo más demencial que el PRI, partido revolucionario institucional de Méjico? Cuyo solo nombre es casi una definición de antinomia. La dictadura corporativa sin interrupción, más prolongada de América, en franca competencia con el Marxismo-Leninismo cubano y el peronismo argentino Convenientemente disfrazada de democracia porque convocaba a elecciones periódicamente para cambiar sus propios títeres.
Justicialistas contra Radicales; Populares contra Socialistas Obreros; es para la carcajada los nombres de los opuestos.
Siguiendo la argumentación deduzco que el problema no son los nombres propios: Kirchner, Carrió o Macri; Rodríguez Zapatero o Aznar; Calderón, Fox o López Obrador, comparten la perversa ideología que ellos llaman progresista, diferenciados en apariencia solo por matices económicos de un mismo color ideológico o por cabalgar alternativamente sobre la pinza derecha o izquierda del cangrejo.
El video pinta de cuerpo entero los resultados del progresismo, acá, allá y en todas partes.
Hablar de la instrucción en argentina es ocioso para mis compatriotas (insisto en el término; instruyen los maestros en la escuela, educan los padres en la casa). Se la padece y es noticia todos los días, no en la sección de cultura sino en la de policiales.
Por eso me limito a Méjico y España como ejemplo de lo que ocurre en todas partes incluso en el país que preside Obama, el Sumo Pontífice de la democracia multicultural y progresista que se impone a palos Urbi et Orbe, es religión de estado.
Contrario sensu, es su divisa. Digan popular, distribuir, instruir, ayudar a los pobres, derechos, democracia etc.
Por suerte en esta época tan multirracial y multicultural, las noticias e imágenes que circulan son multifuncionales; simplifica el trabajo tener pocas herramientas que sirven para todo.
El paraíso de la ignorancia, la cultura progre y la TV basura.
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