Escribía sobre la demencia en estas tierras del Plata y honestamente debo disculparme por mi torpeza y ceguera, la demencia es universal y ha traspasado todos los límites.
Se habla de una extraña guerra en que no mueren los que pelean, situación que tampoco es clara, parece una guerra de uno solo. Se han acumulado arsenales inacabables de armamentos sin que se enteren los eficientes servicios de inteligencia y los satélites que fotografían todo, precisamente en un sector al que todos tienen bajo la lupa.
Que si la culpa es de este o del otro, (¿hay dos?), la amoralidad de las declaraciones superan todo lo imaginable, en tanto un moderno “Delivery” de armamentos se desplaza libremente por aire mar y tierra para proveer a los carniceros, desde el Este y el Oeste. En este festival de bestias no hay buenos ni inocentes, tan responsable es el que da la orden como el que le provee los materiales para ejecutarla, o los que desde las gradas aplauden a unos u otros.
Lo único que está por verse es a que viene este despliegue de terrorismo satánico.
Del lado Israelí atacan por tierra mar y aire con toda clase de armamentos prohibidos que “alguien” legalmente fabrica y vende, el objetivo claramente es desocupar el territorio, los blancos son civiles, poblados o ciudades abiertas. A los combatientes que los amenazan no les aciertan.
Del lado Hezbollah la respuesta no sólo no ha disminuido sino que día a día se incrementa.
O este ejercito israelí no es el del Yom Kipur o la guerra de los siete días o su objetivo no es aniquilar al enemigo.
Como se ve parece una extraña guerra contra los no combatientes, con “daños colaterales únicamente”.
Dado el tiempo transcurrido, no debe descartarse que Hezbollah una vez que agote su arsenal de fuegos de artificios, comience a emplear misiles de verdad; quizás Israel espere esta alternativa para jugar sus cartas pesadas. El tiempo se dice, atenúa el dolor, nunca resuelve los problemas, siempre los complica, sumando otros a medida que pasa y en ese camino vamos.
Tan demencial es esta cuestión, que un rápido examen de las reacciones y alineamientos que ha provocado no deja duda que se abrió la Caja de Pandora o se levantó la tapa del infierno.
Del lado de lo agredidos se encuentran todos los autoritarios, dictadores y subversivos del mundo, la vieja guardia marxista que supo ser Socialistas soviética y Nazional-socialista, reciclados hoy en demócratas sociales y progresistas; del lado de la bestialidad inhumana los apóstoles de la razón, la tolerancia, el consenso y la libertad, en fin, la buena religión democrática.
Queda claro que hoy, en este mundo no hay más lugar para la raza humana ni para los valores y virtudes que la distinguen de las bestias.
Hasta discutir o reflexionar acerca de estas situaciones conlleva el riesgo de entrar en la dimensión de la irracionalidad y la demencia, por eso antes que me atrape el virus “me voy con la música a otra parte.”
Se habla de una extraña guerra en que no mueren los que pelean, situación que tampoco es clara, parece una guerra de uno solo. Se han acumulado arsenales inacabables de armamentos sin que se enteren los eficientes servicios de inteligencia y los satélites que fotografían todo, precisamente en un sector al que todos tienen bajo la lupa.
Que si la culpa es de este o del otro, (¿hay dos?), la amoralidad de las declaraciones superan todo lo imaginable, en tanto un moderno “Delivery” de armamentos se desplaza libremente por aire mar y tierra para proveer a los carniceros, desde el Este y el Oeste. En este festival de bestias no hay buenos ni inocentes, tan responsable es el que da la orden como el que le provee los materiales para ejecutarla, o los que desde las gradas aplauden a unos u otros.
Lo único que está por verse es a que viene este despliegue de terrorismo satánico.
Del lado Israelí atacan por tierra mar y aire con toda clase de armamentos prohibidos que “alguien” legalmente fabrica y vende, el objetivo claramente es desocupar el territorio, los blancos son civiles, poblados o ciudades abiertas. A los combatientes que los amenazan no les aciertan.
Del lado Hezbollah la respuesta no sólo no ha disminuido sino que día a día se incrementa.
O este ejercito israelí no es el del Yom Kipur o la guerra de los siete días o su objetivo no es aniquilar al enemigo.
Como se ve parece una extraña guerra contra los no combatientes, con “daños colaterales únicamente”.
Dado el tiempo transcurrido, no debe descartarse que Hezbollah una vez que agote su arsenal de fuegos de artificios, comience a emplear misiles de verdad; quizás Israel espere esta alternativa para jugar sus cartas pesadas. El tiempo se dice, atenúa el dolor, nunca resuelve los problemas, siempre los complica, sumando otros a medida que pasa y en ese camino vamos.
Tan demencial es esta cuestión, que un rápido examen de las reacciones y alineamientos que ha provocado no deja duda que se abrió la Caja de Pandora o se levantó la tapa del infierno.
Del lado de lo agredidos se encuentran todos los autoritarios, dictadores y subversivos del mundo, la vieja guardia marxista que supo ser Socialistas soviética y Nazional-socialista, reciclados hoy en demócratas sociales y progresistas; del lado de la bestialidad inhumana los apóstoles de la razón, la tolerancia, el consenso y la libertad, en fin, la buena religión democrática.
Queda claro que hoy, en este mundo no hay más lugar para la raza humana ni para los valores y virtudes que la distinguen de las bestias.
Hasta discutir o reflexionar acerca de estas situaciones conlleva el riesgo de entrar en la dimensión de la irracionalidad y la demencia, por eso antes que me atrape el virus “me voy con la música a otra parte.”
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