Entre personas normales la reina juega en el tablero. Va y viene, come o amenaza, el diálogo no es su fuerte. Se mueve sin limitaciones y hasta se esconde y acecha, son las reglas del juego. Cabe por tanto preguntarse por qué siendo tan poderosa algunos la sacan del tablero y la esconden en la manga.
Es un tramposo recurso para no exponerla, muy lejos de la protección del caballero por su reina. Para este rey, su dama es solo una pieza que habrá de jugar, si el juego se sigue complicando, para asegurar su propia permanencia.
Apenas falta un año para el próximo partido y pese a la opinión de los expertos, que por la falta de alternativa el resultado ya está puesto, todos parecen olvidar que en las elecciones hay dos formas de votar; por alguien que concita adhesión, el mejor de los peores o canalizar la bronca contenida, lo que se ha dado en llamar “voto castigo”, donde perdida la esperanza no importa quien gane total todos vamos a perder. Cuando se termine la bastarda fiesta hegemónica la cuenta va a ser salada y lo único que queda como posible es castigar. Una forma de devolver en las urnas la violencia cotidiana.
No es una hipótesis o una utopía, ahí está fresco el recuerdo del “NO” de Francia, contra la posición de todo el arco político y la patética imagen de Chirac, reclamando casi con lágrimas el voto por el “SI”.
Los alquimistas de la política creen que es mejor sacar la reina de una escena tan “empiojada” para poder presentarla como futura candidata a presidente, limpia e inmaculada, como ajena a tanto desquicio; frente a un “opositor a medida”, para que sea claro y disculpando la expresión “bien agarrado de los huevos” con un prontuario que de asco. Se la puede sacrificar, pero jamás se arriesga la reina.
No les envidio el trabajo a los estrategas del régimen con una pareja tan desmadrada. Su última aparición en el senado, defendiendo lo indefendible fue un compendio de desubicación y altanera grosería. No hay cirugía para tapar la hilacha, ni seda para ocultar la mona.
Si alguna vez hubiera orden y responsabilidad, si volviésemos a ser un país en serio ¿podríamos vivir, nos acostumbraríamos?
Me han comentado argentinos radicados en Europa, cuanto les ha costado vivir en lugares en los que “no pasa nada”, casi como un síndrome de abstinencia a la adrenalina cotidiana, pero finalmente me dicen, “por suerte una se acostumbra muy rápido a lo bueno”. El problema lo tienen cuando vienen, es como salir del mundo y pasar a otra dimensión.
Veremos dijo un ciego. Que los; “vista de lince” sigan mirando estadísticas e indicadores sociales y económico; hasta parece mentira, si fuera tan fácil y previsible ¿Por qué no hay país en el mundo en el que la dirigencia no esté cuestionada o en crisis?
Desgraciadamente los griegos no describieron y nombraron el gobierno de los peores ¿Podrá ser chusmacracia?
No quiero imaginar como llamarían a los que permiten que se instale y aquerencie la chusma en el poder.
Es un tramposo recurso para no exponerla, muy lejos de la protección del caballero por su reina. Para este rey, su dama es solo una pieza que habrá de jugar, si el juego se sigue complicando, para asegurar su propia permanencia.
Apenas falta un año para el próximo partido y pese a la opinión de los expertos, que por la falta de alternativa el resultado ya está puesto, todos parecen olvidar que en las elecciones hay dos formas de votar; por alguien que concita adhesión, el mejor de los peores o canalizar la bronca contenida, lo que se ha dado en llamar “voto castigo”, donde perdida la esperanza no importa quien gane total todos vamos a perder. Cuando se termine la bastarda fiesta hegemónica la cuenta va a ser salada y lo único que queda como posible es castigar. Una forma de devolver en las urnas la violencia cotidiana.
No es una hipótesis o una utopía, ahí está fresco el recuerdo del “NO” de Francia, contra la posición de todo el arco político y la patética imagen de Chirac, reclamando casi con lágrimas el voto por el “SI”.
Los alquimistas de la política creen que es mejor sacar la reina de una escena tan “empiojada” para poder presentarla como futura candidata a presidente, limpia e inmaculada, como ajena a tanto desquicio; frente a un “opositor a medida”, para que sea claro y disculpando la expresión “bien agarrado de los huevos” con un prontuario que de asco. Se la puede sacrificar, pero jamás se arriesga la reina.
No les envidio el trabajo a los estrategas del régimen con una pareja tan desmadrada. Su última aparición en el senado, defendiendo lo indefendible fue un compendio de desubicación y altanera grosería. No hay cirugía para tapar la hilacha, ni seda para ocultar la mona.
Si alguna vez hubiera orden y responsabilidad, si volviésemos a ser un país en serio ¿podríamos vivir, nos acostumbraríamos?
Me han comentado argentinos radicados en Europa, cuanto les ha costado vivir en lugares en los que “no pasa nada”, casi como un síndrome de abstinencia a la adrenalina cotidiana, pero finalmente me dicen, “por suerte una se acostumbra muy rápido a lo bueno”. El problema lo tienen cuando vienen, es como salir del mundo y pasar a otra dimensión.
Veremos dijo un ciego. Que los; “vista de lince” sigan mirando estadísticas e indicadores sociales y económico; hasta parece mentira, si fuera tan fácil y previsible ¿Por qué no hay país en el mundo en el que la dirigencia no esté cuestionada o en crisis?
Desgraciadamente los griegos no describieron y nombraron el gobierno de los peores ¿Podrá ser chusmacracia?
No quiero imaginar como llamarían a los que permiten que se instale y aquerencie la chusma en el poder.
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