junio 21, 2005

Brasil - Argentina

Con un sentimiento contradictorio me entero de lo que ocurre en Brasil con las denuncias por corrupción contra el gobierno del Partido gobernante (PT). Contradictorio porque junto a la enorme vergüenza y dolor que me produce ver que nuestro vecino está aparentemente varios escalones arriba nuestro en valores éticos y morales, siento una sensación de esperanza al ver la sana reacción del pueblo hermano. Por una milésima parte de lo que se denuncia en Brasil, todo el gobierno argentino debiera estar procesado, condenado y extrañado del país, con incautación de la totalidad de sus bienes y perdida definitiva de la ciudadanía. Y sin embargo tal es la anestesia que no se nos mueve un pelo viendo día a día hechos infinitamente más graves.
En este momento me desayuno con el episodio que protagonizó el candidato opositor en la prov. de Bs. As. frente a una jauría de mastines operada por el gobierno. No me asombro, ya lo dijo el dictador es “bueno el fluir del pueblo antes que el orden de los cementerios”. Junto a éste café frío ¡¡¡ajj!!! tengo medias lunas incomibles, rellenas de una sentencia de inconstitucionalidad de la escala de penas del código penal aplicada a un asesino “in fraganti”.
En este punto creo necesario una aclaración: no estoy haciendo la apología del gobierno Brasilero que tendrá sus pro y sus contras, estoy analizando y comparando hechos y actitudes. Ha renunciado el jefe de gabinete de Lula, el señor Dirceu de quien solo se que es un antiguo militante y dirigente del partido de los trabajadores, ha tenido un gesto digno de un verdadero político, junto a el caen otros cuatro ministros y esto lo define al presidente del Brasil, no esta en juego la presunta culpabilidad de los implicados en las denuncias, estaba en juego la credibilidad y honestidad del gobierno de Brasil, ¡Que lejos de la soberbia e indignidad local!
Ahora sí tengo la convicción absoluta que el país que está al norte no solo es grande por superficie, recursos y población sino por la calidad de sus hombres y me avergüenza que el mundo vea el espectáculo degradante de nuestra dirigencia.
Por favor ¡aire fresco! O que esa incipiente marejada que llega a las costas de Brasil, sea el preanuncio de el gran Tsunami. En España las primeras olas ya sacudieron muchas estanterías y ya se ve en el horizonte la pared de agua que no va a dejar títere con cabeza, pero sin prisa, si viene va a llegar, los tiempos de la historia son largos y nosotros en apenas una vida queremos resolver todo.

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