Es el final de libro de los grandes delincuentes llámense Cristina Kirchner, Alphonse Capone o aeronarcos.
No terminaba de saberse en BsAs que había otra viuda y ya rebotaba en España, precisamente en el ABC que no es prensa amarilla ni suele ocuparse de lo que aquí ocurre.
En San Isidro cayó mansamente el Nº1; el más buscado por el FBI, en casa de su novia argentina.
La droga se cargó en Morón, estaban cebados por los viajes anteriores sin problemas (Sra. de Miret)
Hasta aquí es todo más o menos sabido; pero en el caso argentino hay dos ingredientes novedosos; de acuerdo a los tiempos nuevos hay viudas con polleras y con pantaloncitos.
El finado dejó en su desgobierno un tendal de heridos que saben más de lo que es prudente saber y comienzan a pasar facturas que le mueven el piso a su dolida viuda, me refiero a la titular, la pobre mujer, la doctora, filosofa, socióloga, historiadora, economista y ladrona.
Hay otras viudas al estilo DeVido, Cristóbal López, Alberto y Aníbal Fernández que han optado por esconderse y hacer silencio para que no se note que están colgados de un pincel.
¡Cuántas lenguas se soltarán cuando sientan que los miran torcido y ya no está el hombre que los protegía.
Hay más posibilidades de acertar la lotería que con un pronóstico político en argentina, lo saben todos, unos se cubren anunciando renuncias o aumentando precios y otros poniendo un huevo en cada canasta. Sobrevivir a lo que venga y en lo posible con ganancias es el deporte nacional.
INFOGRAFIA:
La cornuda y la crisis del pucherito
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