“CRONICAS DE UN VIAJERO” o "EL MODELO EXISTE".
Por Gabriel Vénica
Estuve tres días en Comodoro Rivadavia, motor económico de Chubut, provincia que es ofrecida como “modelo” por su actual gobernador y candidato a Presidente (¿opositor?) “Mario Das Neves”.
Estos renglones no pretenden ser un estudio exhaustivo, ni un relato científico, ni un informe riguroso, ni un panfleto político. Es la simple crónica de un viajero que visitó la ciudad que con más de 200.000 habitantes concentra casi la mitad de la población de la Provincia. Crónica escrita a pedido de amigos que escuchando el relato oral me dijeron en argentino: “tenés que escribrilo”.
No me impresionó el oro negro que se expresa en un parque automotor moderno, construcciones, buenos hoteles, consumo…
Ya lo había escuchado.
Sí me impresionó el contraste de esa expresión de riqueza con una ciudad que no deja de ser opaca, con escasos servicios públicos, desordenada, demográficamente anárquica, donde el Estado parece no existir (sin perjuicio de su presencia en planes sociales y negocios petroleros y pesqueros).
Me impresionó especialmente el fenómeno del que todo COMODORO RIVADAVIA habla: las usurpaciones. La ciudad está atravesada y rodeada por asentamientos, tomas, villas, casas precarias que se han apoderado del paisaje y dominan la vida local.
“Hay temporadas en que empiezan a llegar micros desde Bolivia y Paraguay y hago viajes todo el día a determinados lugares con el coche lleno con 5 personas” comentaba un remisero. Otro confirmó este dato. “Vienen y se dirigen a un lugar preciso ya demarcado con cintas de seguridad lo que muestra que el asentamiento es organizado y ya tienen asignado el lote”. “Nadie hace nada; todo está fuera de control, tomaron los terrenos frente a mi casa y todo cambio” se quejaba un comerciante. "Si te quejas te dicen xenófobo y discriminador; los derechos son para los de afuera” sentenciaba.
Es común ver en terrenos usurpados vehículos espectaculares frente a una casa precaria. El dinero está. Lo que no encontramos es un Estado que cumpla con su rol de proteger la propiedad privada y ordenar aquellas cuestiones que difícilmente pueden ser obra de particulares (catastro, loteos, inmigración, asignación de terrenos –llegado el caso- a quien haya demostrado algunos extremos legales mínimos.).
Veredas rotas, edificios pintados con graffitis, parquización inexistente en plazas, paseos y caminos. Lo plantado por el hombre esta marchito, sin mantenimiento o destrozado. Se salva la placita frente al Hotel Austral, cuyo verde reluce como fiel testigo que el pasto y los arboles también prosperan allí.
La excepciòn es Rada Tilli, mezcla de balneario, ciudad dormitorio y barrio privado donde “quienes pueden” han decidido trasladar su domicilio. En general no son casas super lujosas. Pero allí todo luce prolijo y limpio. ”Tuvimos que venir a vivir acá porque el terreno que compramos en Comodoro quedo rodeado de asentamientos peligrosos”, me contaba una pareja mendocina de ingenieros petroleros.
“No conseguimos playeros” se quejaban los dueños de las Estaciones de Servicio con quienes estuve. “Quien trabaja en la Industria petrolera cuenta con ingresos mucho más altos; y quien no trabaja en la industria petrolera accede a infinidad de planes sociales que superan al sueldo de un playero de Estación de Servicio” que hoy están en crisis como en cualquier otro lugar del país.
La ciudad es el imperio de los cortes, generalmente organizados por “foráneos” (al decir de los nic): población clientelizada que reclama un nuevo plan.
“No tenemos hospitales, las escuelas son un desastre. La delincuencia abunda dado que no hay control migratorio y quien huye de la justicia y la policía chilena encuentra su paraíso en la Patagonia argentina”, comentaban los mozos del hotel (uno de ellos precisamente chileno). En los días que permanecí en Comodoro la tapa de los diarios informaba de la violación de una bebe por un joven con antecedentes (en su país) quien pudo ingresar a Chubut (desde Chile) sin que nadie le reclamase certificados de buena conducta o papeles en regla.
“Para ir a Chile nos piden todo. Para venir a la Argentina no se pide nada. Basta pegarse una vuelta para darse cuenta”. Lo escuché mil veces.
Cené con un abogado de Olavarría que conocí en el hotel, que comandaba una cuadrilla de “cobradores” (recordé a otro querido patagónico del mismo oficio).
“Qué raro -le comenté-, armar una empresa de cobranzas y venir a trabajar a Comodoro..”. “Es el negocio - me respondió-, hay tanto descontrol y falta de arraigo que es frecuente que muchos entren en un consumismo infernal y aunque ganen $ 10.000 o más por mes, estén endeudados. Hay prostíbulos, cabarets, night clubs, casinos, por todos lados; esto facilita la dispersión, tener varias familias o hacerse de una mantenida (muchas veces chicas que buscan de esta manera escapar a la "trata"); de allí a la violencia familiar, los embargos judiciales y las deudas hay un solo paso”. Me contó varias anécdotas, algunas cómicas, otras trágicas.
Deduje que la inmigración ilegal y la usurpación como mecanismo de arraigo, desordena las conductas, aún de aquellos que al llegar seguramente resultaban personas que en sus país llevaban en general y sin dudas una vida sujeta a la ley y las buenas costumbres (en Chile no podría ser de otra manera).
El oro negro sigue fluyendo… Pero la realidad desmiente a gritos que el crecimiento económico sea sinónimo lineal de progreso y civilización…
¿Y cómo es en Santa Cruz? Pregunté a Lucía, organizadora de eventos de Puerto Deseado que prestaba servicios en el Hotel. “Peor o igual -me contestó-; en todos lados es lo mismo: usurpaciones, descontrol, casinos, grandes negocios. En Puerto Deseado (Santa Cruz) están organizados los piquetes. Un día los hace un barrio, otro día otro. Lo mismo en Caleta Olivia (Santa Cruz) y lo mismo en Rio Gallegos (Santa Cruz). Consiguen lo que quieren y todos a su casa”.
Mientras tanto los buques que depredan nuestro litoral iluminan la noche del Mar Argentino. El Petróleo y los permisos de pesca fluyen.
Entendí “que el modelo existe”. Cada cual percibe la realidad desde su propio “mapa mental”. Comprendí lo que me resultaba incomprensible: Que Cristina Kirchner haya realizado comentarios elogiosos al crecimiento imparable de la Villa 31 (que ya supera los 5 pisos) ejemplificando con este desarrollo inmobiliario el crecimiento del país…
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