Se escapó de Africa por el terrorismo político y los permanentes enfrentamientos tribales, fue prohibido en Europa por el altísimo grado de contaminación, porque ninguna ciudad puede tolerar las vibraciones y el peso de monstruos desplazándose por cascos urbanos .
Sud América y en ella argentina se encendieron como el futuro: tradición automovilística, hambre de divisas fuertes y el circo necesario que a todos sus gobernantes les viene de perillas.
Una competición diseñada para poner a prueba la resistencia de hombres y máquinas donde no hay caminos ni poblaciones por lo que pueden circular juntos motos que se levantan con una mano y camiones de varias toneladas, tenía el destino cantado.
Súmele la chabacanería nacional, el repudio a todo sentido de orden, porque somos muy democráticos, el anarquismo de los que tienen derecho a todo lo que se les ocurre, saludado y auspiciado por charlatanes con patente de periodistas loando el acompañamiento popular y lo buenos y solidarios que son los argentinos. Todos los condimentos presentes, para un mega desastre que Dios no permita, los muertos y arruinados siempre los ponen los ingenuos que quieren aprovechar el único espectáculo que en la vida pasa por la puerta de su casa. Al que participa, el riesgo ya lo incluyo en las reglas del juego.
Recién comienza, esperemos el final. Racionalmente quedan pocas dudas que se irán para siempre, Pero negocios son negocios. No es casual que la organización a través de sus mecanismos de presión le puso sordina a una prensa desbocada a partir del domingo, para terminar con las sensibleras pendejadas.
Nadie en su sano juicio corta el tránsito de una gran ciudad y sus rutas para mostrarle al mundo que buenos y simpáticos que son.
No se a vender una Yamaha, BMW, Hammer, Toyota o un Iveco más de los que hay porque gane el raly. Solo pasarán de ser marcas prestigiosas, al vehiculo de “empresarios”, funcionarios y snob. Prestigiar una carísima etiqueta, no importa la chatarra que tenga dentro.
Ningún idiota sale hacer turismo por rutas que no toleran las modestas prestaciones de un económico auto de serie, ni lleva detrás un camión de auxilio o un helicóptero sobrevolándolo.
En el gobierno que todavía está porque no tienen un pelo de tontos ha dejado pasar en silencio la oportunidad de mostrarse, esperan el final, si termina bien aparecen sino se esconden, alguien va a sangrar.
El Turismo carretera aquel deporte de los caballeros del camino hace años que desapareció tragado por el progreso.
Los momificadores usaron su querido nombre para encerrarlo en circuitos, reemplazando al piloto artesano por equipos y a la muñeca el pie y el oído por sensores; nuevos filibusteros pretenden reciclarlo en carreras de fantasía, y enjaretarle un masivo apoyo popular que jamás tendrá.
El hombre idealiza al hombre, los becerros de oro duran un suspiro.
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