noviembre 16, 2007

Todos opinan ¿nadie pregunta?

Paco, crak, pasta base son los nombres de este veneno que está aniquilando jóvenes y destruyendo la sociedad.
Su materia prima son los residuos de la fabricación del clorhidrato de cocaína, por lo que no es materia de tráfico, es simplemente basura.
Argentina no es; al menos no era productor de hojas de coca, fue país de tránsito del producto terminado, polvo de cocaína, procedente de Colombia y Bolivia.
La permeabilidad de nuestras fronteras, la tolerancia oficial y la corrupción general nos han convertido en consumidores sin dejar de ser tránsito para exportación, libre de retenciones y antipáticos trámites aduaneros.
Esto todos los saben, lo dicen y opinan, no obstante queda picando una pregunta que no se hace ¿De donde salen las hojas de coca que alimentan las “cocinas”? No recuerdo en los últimos años, que se hayan detectado cultivos de coca capaces de abastecerlas de materia prima; ni que se haya incautado un solo cargamento de hojas. Algo así como producir harina sin sembrar trigo o importar granos.
Indudablemente hay mucha gente informada, muchos más que se benefician y una mayoría que mira para otro lado, no es su problema. Páginas y horas de transmisión de periodismo de investigación, que no van más allá de impúdicas entrevistas y exhibición de deshechos humanos.
Dejo lo inquietud, para que otros repitan la pregunta, hasta que alguien intente una respuesta. Una actitud mucho más positiva que seguir machacando sobre la inseguridad sin aportar nada acerca del núcleo causal de la violencia desmadrada.
De los verdaderos responsables no se puede esperar nada, especialmente cuando se unifican seguridad y justicia en manos que chorrean sangre.
No debe olvidarse que un adicto suele comenzar por: no ser menos, no parecer antiguo, queda bien o todos lo hacen, con esos sólidos argumentos se auto-elimina un ser humano como persona y disuelve a toda su familia. Nadie está exento.
Hay dos poblaciones de riesgo: aquellos que están bombardeados por la diferencia entre lo que tienen y lo que se dice que tienen derecho a tener, sin esfuerzo y los que estando saturados de tener todo sin necesidad de pedirlo, buscan sensaciones nuevas. Los padres como mucho pueden suponer o sospechar que hubo un cambio, no evitarlo. Vivimos todos misturados y nadie está exento que coincidan un mal día y una mala yunta. Si ocurre, cuando se entere ya es tarde.
Prevenir es educar y hacerlo es cosa de cada segundo del día, de cada palabra, gesto, mirada, actitud o comentario. Condescender es consentir, sin decirlo; es para no olvidarlo. Queda claro que no se puede estar en pose las veinticuatro horas de cada día, la cuestión es ser no parecer.



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