Se atribuye al avance de la ciencia médica la prolongación de la vida; tengo la sospecha; sin despreciar su participación; que ello es producto de una reacción compensadora. Casi diría una respuesta natural, a los cambios culturales de la sociedad humana. Ya no es posible retirarse a disfrutar en paz los últimos años, escribir las memorias, enseñar a los jóvenes experiencias pasadas o conocimientos que se desdibujan y pierden; hay que seguir yugando, de lo contrario se desmorona la construcción de una vida. La historia acerca que fue primero el huevo o la gallina. Hay que vivir más tiempo y la medicina tuvo que dar respuesta al imperativo.
La naturaleza suele jugarnos malas pasadas porque es sabia, la vida útil del hombre, permanece casi sin variantes, en el pasado un “joven de 20 años era un hombre hecho y derecho o era madre y señora de su casa, hoy hay que esperarlos que lleguen a los 35-40, incluso con suerte. Esos 20 años que se demoró en romper el cascarón o cortar el cordón, son los que se agregan al final. -20+20=0 En la naturaleza nada se pierde todo se transforma.
El tiempo social ha descalibrado y sacado de circulación el tiempo biológico, rompiendo el natural fluir de la vida: crío, adolescente, joven adulto. Estudiante, novato, oficial, maestro. Hoy antes de empezar hay que mostrar el “master” final. Muchos, que no dejan de ser minoría, por razones personales, culturales o familiares, han zafado del sistema y resultan los peores perjudicados, al encontrarse tapones generacionales que los descolocan, una multitud por delante que los frena y otra por detrás que quiere avanzar a cualquier precio exhibiendo papiros sellados que se venden en los más prestigiosos mercados.
Quienes están en la plenitud de su capacidad y experiencia son apartados en beneficio de diletantes improvisados; gerontes fosilizados permanecen atornillados en sus sillas al amparo de su presunta salud física y mental, sin que les haga mella el extenso prontuario de estafas a la fe pública y fracasos cosechados en su vida. Señoras ya vividas, para ser elegante, compiten física, laboral o incluso afectivamente con sus hijas y nietas. Un verdadero bazar persa donde en lugar de tenderetes pululan los mercaderes proveedores del sistema; asesores de imagen, modistos, esteticistas, modeladores, personal trainner, modelos pendeviejos, cirujanos plásticos, prótesis y recambio de partes gastadas, Academias consagradas y “Schooles” Una verdadera y nueva partida presupuestaria, que no es exclusiva de sectores económicamente más altos o más bajos, como en la perinola “todos ponen” en el altar del consumismo. La religión modernista en que la verdad es parecer. Como en todo credo hay iniciados, novicios y grandes sacerdotes; vergonzantes, tibios y fanáticos.
Este cambio de hora a nadie beneficia y a todos perjudica, mucho mayor es el daño a la comunidad, gobiernos y sociedades intermedias al estar todos desubicados en tiempo y espacio, eso que los médicos llamamos estado confusional, no se quien soy, que hago acá, cuantos años tengo, dónde estoy y que fecha es. El “perfil ideal” para el hombre o mujer que debe asumir responsabilidades y tomar decisiones.
En nuestro entorno el problema es patente, en cuanto al daño que producen los desubicados en tiempo y espacio, los hay para todos los gustos y de todos los colores.
Pequeños ratones prestamistas usureros constructores de nuevos países; veteranas trepadoras fracasadas, con aires de muñecas inflables dirigiendo la economía y las relaciones exteriores desde un ángulo filosófico, terroristas asesinos protegiendo los derechos humanos, gerontes guitarreros de la política, vencidos por una mochila de fracasos, periodistas que empeñaron en años de exposición y supervivencia a los más disímiles regimenes, hasta los vestigios de responsabilidad y ética profesional, superados intelectualmente por varias generaciones de “nuevos” a los que le impiden dejar de serlo, reciclándose en analistas orientadores de la “sana opinión” Exitosos empresarios nacidos de un repollo (prebenda oficial) monopolizando servicios críticos.
Donde se mire hay multitud de almas en pena y cadáveres insepultos contaminando. Llama la atención que este mundo que tan hostil nos resulta a los vivos, tan propicio les resulte a los muertos que se niegan a dejarlo.
Un país en el que nadie está en su lugar, carece de objetivos, camina a los “ponchazos” hacia ninguna o cualquier parte y no se resuelve con frentes de opositores no menos desubicados, que antes de asumir sus cargos ya se han atomizado, demostrando que no sabían donde estaban, ni para que.
¿Estaremos esperando un gigantesco terremoto que vuelva a poner en su lugar todas las piezas desubicadas? Me agoto buscando otra respuesta, posiblemente hay muchas, pero todas se estrellan con una realidad, semejante trabajo supera con creces nuestros limitados conocimientos y potencias.
La naturaleza suele jugarnos malas pasadas porque es sabia, la vida útil del hombre, permanece casi sin variantes, en el pasado un “joven de 20 años era un hombre hecho y derecho o era madre y señora de su casa, hoy hay que esperarlos que lleguen a los 35-40, incluso con suerte. Esos 20 años que se demoró en romper el cascarón o cortar el cordón, son los que se agregan al final. -20+20=0 En la naturaleza nada se pierde todo se transforma.
El tiempo social ha descalibrado y sacado de circulación el tiempo biológico, rompiendo el natural fluir de la vida: crío, adolescente, joven adulto. Estudiante, novato, oficial, maestro. Hoy antes de empezar hay que mostrar el “master” final. Muchos, que no dejan de ser minoría, por razones personales, culturales o familiares, han zafado del sistema y resultan los peores perjudicados, al encontrarse tapones generacionales que los descolocan, una multitud por delante que los frena y otra por detrás que quiere avanzar a cualquier precio exhibiendo papiros sellados que se venden en los más prestigiosos mercados.
Quienes están en la plenitud de su capacidad y experiencia son apartados en beneficio de diletantes improvisados; gerontes fosilizados permanecen atornillados en sus sillas al amparo de su presunta salud física y mental, sin que les haga mella el extenso prontuario de estafas a la fe pública y fracasos cosechados en su vida. Señoras ya vividas, para ser elegante, compiten física, laboral o incluso afectivamente con sus hijas y nietas. Un verdadero bazar persa donde en lugar de tenderetes pululan los mercaderes proveedores del sistema; asesores de imagen, modistos, esteticistas, modeladores, personal trainner, modelos pendeviejos, cirujanos plásticos, prótesis y recambio de partes gastadas, Academias consagradas y “Schooles” Una verdadera y nueva partida presupuestaria, que no es exclusiva de sectores económicamente más altos o más bajos, como en la perinola “todos ponen” en el altar del consumismo. La religión modernista en que la verdad es parecer. Como en todo credo hay iniciados, novicios y grandes sacerdotes; vergonzantes, tibios y fanáticos.
Este cambio de hora a nadie beneficia y a todos perjudica, mucho mayor es el daño a la comunidad, gobiernos y sociedades intermedias al estar todos desubicados en tiempo y espacio, eso que los médicos llamamos estado confusional, no se quien soy, que hago acá, cuantos años tengo, dónde estoy y que fecha es. El “perfil ideal” para el hombre o mujer que debe asumir responsabilidades y tomar decisiones.
En nuestro entorno el problema es patente, en cuanto al daño que producen los desubicados en tiempo y espacio, los hay para todos los gustos y de todos los colores.
Pequeños ratones prestamistas usureros constructores de nuevos países; veteranas trepadoras fracasadas, con aires de muñecas inflables dirigiendo la economía y las relaciones exteriores desde un ángulo filosófico, terroristas asesinos protegiendo los derechos humanos, gerontes guitarreros de la política, vencidos por una mochila de fracasos, periodistas que empeñaron en años de exposición y supervivencia a los más disímiles regimenes, hasta los vestigios de responsabilidad y ética profesional, superados intelectualmente por varias generaciones de “nuevos” a los que le impiden dejar de serlo, reciclándose en analistas orientadores de la “sana opinión” Exitosos empresarios nacidos de un repollo (prebenda oficial) monopolizando servicios críticos.
Donde se mire hay multitud de almas en pena y cadáveres insepultos contaminando. Llama la atención que este mundo que tan hostil nos resulta a los vivos, tan propicio les resulte a los muertos que se niegan a dejarlo.
Un país en el que nadie está en su lugar, carece de objetivos, camina a los “ponchazos” hacia ninguna o cualquier parte y no se resuelve con frentes de opositores no menos desubicados, que antes de asumir sus cargos ya se han atomizado, demostrando que no sabían donde estaban, ni para que.
¿Estaremos esperando un gigantesco terremoto que vuelva a poner en su lugar todas las piezas desubicadas? Me agoto buscando otra respuesta, posiblemente hay muchas, pero todas se estrellan con una realidad, semejante trabajo supera con creces nuestros limitados conocimientos y potencias.
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