Se hizo un proyecto para modificar accesos a la ciudad, se lo presupuestó, se lo aprobó y está listo el decreto para iniciarlo, sin tener autoridad para hacerlo.
Los escribas oficiales lo presentan como un logro de la sucesora en su tour español. La verdad es una descarada provocación, más allá de lo acertado o no del proyecto que avanza sobre terrenos, calles y avenidas del éjido urbano.
Si los empresarios españoles quieren “seguridad jurídica” tendrán que aprender a llamar a la puerta y no entrar por la ventana.
Dejando de lado la falta de respeto de presentar oficialmente la cuestión en el extranjero a consideración de una doña nadie, deja en claro los procedimientos de una tiranía que continúa, se profundiza y camina a institucionalizarse. Que se lleva por delante gobernantes electos y la voluntad del electorado que les negó dos veces, toda participación en la ciudad.
Recuerdo un dicho que le va como anillo al dedo: “la misma mierda con distinto nombre”.
¿Se puede seguir dialogando y conviviendo de a uno? Pareciera una costumbre propia de dementes.
Es propio de gente de muy mala leche la política del “fait accompli” y de inútiles estériles el consentirla.
Los escribas oficiales lo presentan como un logro de la sucesora en su tour español. La verdad es una descarada provocación, más allá de lo acertado o no del proyecto que avanza sobre terrenos, calles y avenidas del éjido urbano.
Si los empresarios españoles quieren “seguridad jurídica” tendrán que aprender a llamar a la puerta y no entrar por la ventana.
Dejando de lado la falta de respeto de presentar oficialmente la cuestión en el extranjero a consideración de una doña nadie, deja en claro los procedimientos de una tiranía que continúa, se profundiza y camina a institucionalizarse. Que se lleva por delante gobernantes electos y la voluntad del electorado que les negó dos veces, toda participación en la ciudad.
Recuerdo un dicho que le va como anillo al dedo: “la misma mierda con distinto nombre”.
¿Se puede seguir dialogando y conviviendo de a uno? Pareciera una costumbre propia de dementes.
Es propio de gente de muy mala leche la política del “fait accompli” y de inútiles estériles el consentirla.
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