Falla la coherencia del discurso, la capacidad de ideación, se confunden las palabras y su significado, la memoria se alimenta de fantasías, la palabra se reduce a la articulación de sonidos carentes de significado y se ha pérdida la autocrítica, el pudor y el respeto, todos signos inequívocos del colapso final de la persona.
Es la síntesis del lamentable espectáculo dado públicamente por Néstor Kirchner en el día de la Patria en Tucumán.
No hay campaña sucia, sucios son los candidatos. Denunciar el robo descarado, que su sucesora es una ordinaria mantenida del estado que le paga por no hacer nada y satisface todos sus gustos caprichos y antojos, es simplemente decir la verdad, que siempre duele.
Campaña sucia es descalificar a funcionarios de otros gobiernos por el simple hecho de haberlo sido y condenarlos sin juicio a la categoría de parias; es tergiversar la información y atribuirse méritos y logros que solo existen en una delirante imaginación.
Los monopolios y oligopolios que los presionan y amenazan, son exclusividad de los socios, amigos y mercenarios del gobierno: en el transporte público, ferroviario y aéreo, en la energía, las comunicaciones, el narcotráfico y contrabando, en la obra pública, el lavado de dinero y los proveedores del estado.
Nadie busca mierda, es un trabajo repugnante, sale sola está a presión.
La secretaria de Medio Ambiente Romina Piccolotti, la Ministra de Economía Miceli y hasta el crimen de Nora Dalmasso, tan hábilmente empiojado y con tantas contradicciones y titulares que está gritando ¡aquí hay trampa y peces gordos en el anzuelo!
No son “casos”, son la punta de un gigantesco iceberg, y cuando solitos aparecen tres, vienen cientos. Problemas del cambio climático, el mismo que provocó una crisis energética que no existía y provocará en semanas un brutal desabastecimiento en un país que crece y produce a ritmo nunca visto
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Nadie busca mierda, es un trabajo repugnante, sale sola está a presión.
La secretaria de Medio Ambiente Romina Piccolotti, la Ministra de Economía Miceli y hasta el crimen de Nora Dalmasso, tan hábilmente empiojado y con tantas contradicciones y titulares que está gritando ¡aquí hay trampa y peces gordos en el anzuelo!
No son “casos”, son la punta de un gigantesco iceberg, y cuando solitos aparecen tres, vienen cientos. Problemas del cambio climático, el mismo que provocó una crisis energética que no existía y provocará en semanas un brutal desabastecimiento en un país que crece y produce a ritmo nunca visto
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