No es lo fácil sino lo más difícil. Requiere una tremenda Fé, fuerza y convicción. Hasta los pequeños atacan, solo los grandes resisten.
Desde hace un par de semanas me viene desde el fondo de la memoria el recuerdo de una frase que leí, no se cuando, en La Nación. Deduzco, porque no tengo forma de comprobarlo entre 1958 y 1966. Me refiero a las palabras de despedida del Almirante Mayorga en Puerto Belgrano en ocasión de despedirse del Comando de la Aviación Naval: “Siempre se debe distinguir lo circunstancial de lo importante y de lo fundamental. En lo circunstancial se puede transigir y hasta conceder, en lo importante no se debe recular ni un tranco de pulga y lo fundamental se defiende hasta con la vida si es necesario”. ¡Honor naval! Un verdadero programa de vida en dos renglones. Que las nuevas generaciones no lo olviden y se les grabe como me ocurrió a mi.
Resistir no es defenderse y retroceder, es simplemente trazar la raya y afirmar: “Acá estoy y acá me quedo”. La única dificultad está en distinguir lo circunstancial de lo importante y fundamental.
Cientos de veces en nuestra historia reciente se dio el mismo juego de los que provocan la reacción para aplastarla por ser decisión emocional y avanzar otro paso. Arturo Frondizi, marxista confeso, presidente con los votos peronistas, inició esta sistemática penetración y agresión. Fogoneó y provocó todos los planteos entre Comandantes en Jefe y Ministros de la Fuerza, hasta que se llegó al siniestro enfrentamiento entre azules y colorados programado para destruir a las instituciones armadas. A tal punto llegó la confusión que hasta el Capitán Ingeniero Alzogaray por la cadena oficial de Radiodifusión exhortaba a suboficiales y tropa a desertar. Y por si fuera poco, años después se produce la Revolución Argentina, encabezada por un General Azul (J.C.Onganía) que acaba enterrada por un general Colorado (A.Lanusse).
Es bueno recordar donde llevan las calenturas y las ambiciones
Lo que se hizo con las FFAA fue lo mismo que se intento con toda la sociedad, enfrentamiento falso entre enseñanza libre y laica desde la que penetró y se apoderó de las Universidades, transformando las casas de altos estudios en comités políticos y criaderos de subversivos.
No es ni podría ser un juicio de valor o crítico de nuestra historia reciente ni de quienes fueron sus protagonistas, simplemente pretendo poner el punto sobre la “i” de un proceso; ver desde arriba y no desde adentro, que no nos pase que por mirar el árbol no veamos el bosque.
No es fácil, no me la contaron, la viví. Fueron mis primeras experiencias cuando recién rompía el cascarón y en todas “entré como un caballo” comprobando que a todos les ocurría lo mismo, anteponer la pasión y hasta valores como la dignidad y el honor a la inteligencia y la razón.
Hay que enfriar la cabeza, salirse de la procesión y subir al campanario y viendo todo desde arriba aparece claro que unos y otros con buenas o malas intenciones solo dieron otra vuelta de tuerca.Tiene su lógica, somos humanos y estamos plagados de los mismos errores de siempre. ¿No será hora de revestirnos de Fe y dejar que El que todo lo sabe y todo lo puede haga lo que tiene previsto para bien de todos? Dejar de interferir con nuestros magníficos planes y proyectos, que como se ve solo producen resultados inversos. No es la pasividad del espectador, es limpiar la propia casa y resistir en la verdad. No pretendo ser guía, doy una opinión que tengo, al menos para mi, muy clara y muy pensada porque ya lo viví. Le temo más a los salvadores que a los canallas desembozados. Si está de acuerdo ya somos dos y si no, sigo siendo uno que es la única forma de empezar a contar para llegar a muchos.
Desde hace un par de semanas me viene desde el fondo de la memoria el recuerdo de una frase que leí, no se cuando, en La Nación. Deduzco, porque no tengo forma de comprobarlo entre 1958 y 1966. Me refiero a las palabras de despedida del Almirante Mayorga en Puerto Belgrano en ocasión de despedirse del Comando de la Aviación Naval: “Siempre se debe distinguir lo circunstancial de lo importante y de lo fundamental. En lo circunstancial se puede transigir y hasta conceder, en lo importante no se debe recular ni un tranco de pulga y lo fundamental se defiende hasta con la vida si es necesario”. ¡Honor naval! Un verdadero programa de vida en dos renglones. Que las nuevas generaciones no lo olviden y se les grabe como me ocurrió a mi.
Resistir no es defenderse y retroceder, es simplemente trazar la raya y afirmar: “Acá estoy y acá me quedo”. La única dificultad está en distinguir lo circunstancial de lo importante y fundamental.
Cientos de veces en nuestra historia reciente se dio el mismo juego de los que provocan la reacción para aplastarla por ser decisión emocional y avanzar otro paso. Arturo Frondizi, marxista confeso, presidente con los votos peronistas, inició esta sistemática penetración y agresión. Fogoneó y provocó todos los planteos entre Comandantes en Jefe y Ministros de la Fuerza, hasta que se llegó al siniestro enfrentamiento entre azules y colorados programado para destruir a las instituciones armadas. A tal punto llegó la confusión que hasta el Capitán Ingeniero Alzogaray por la cadena oficial de Radiodifusión exhortaba a suboficiales y tropa a desertar. Y por si fuera poco, años después se produce la Revolución Argentina, encabezada por un General Azul (J.C.Onganía) que acaba enterrada por un general Colorado (A.Lanusse).
Es bueno recordar donde llevan las calenturas y las ambiciones
Lo que se hizo con las FFAA fue lo mismo que se intento con toda la sociedad, enfrentamiento falso entre enseñanza libre y laica desde la que penetró y se apoderó de las Universidades, transformando las casas de altos estudios en comités políticos y criaderos de subversivos.
No es ni podría ser un juicio de valor o crítico de nuestra historia reciente ni de quienes fueron sus protagonistas, simplemente pretendo poner el punto sobre la “i” de un proceso; ver desde arriba y no desde adentro, que no nos pase que por mirar el árbol no veamos el bosque.
No es fácil, no me la contaron, la viví. Fueron mis primeras experiencias cuando recién rompía el cascarón y en todas “entré como un caballo” comprobando que a todos les ocurría lo mismo, anteponer la pasión y hasta valores como la dignidad y el honor a la inteligencia y la razón.
Hay que enfriar la cabeza, salirse de la procesión y subir al campanario y viendo todo desde arriba aparece claro que unos y otros con buenas o malas intenciones solo dieron otra vuelta de tuerca.Tiene su lógica, somos humanos y estamos plagados de los mismos errores de siempre. ¿No será hora de revestirnos de Fe y dejar que El que todo lo sabe y todo lo puede haga lo que tiene previsto para bien de todos? Dejar de interferir con nuestros magníficos planes y proyectos, que como se ve solo producen resultados inversos. No es la pasividad del espectador, es limpiar la propia casa y resistir en la verdad. No pretendo ser guía, doy una opinión que tengo, al menos para mi, muy clara y muy pensada porque ya lo viví. Le temo más a los salvadores que a los canallas desembozados. Si está de acuerdo ya somos dos y si no, sigo siendo uno que es la única forma de empezar a contar para llegar a muchos.
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