Puede ser una ingenua expresión de deseos o la punta del ovillo que comience a desatar el “Nudo Gordiano”.
La destitución del Intendente de Bs. As por mal desempeño de sus funciones, eximiéndolo de la inhabilitación para ejercer cargos públicos es una verdadera aberración, coherente con todo lo que ha sucedido desde el principio. Tal es la gravedad de este “detalle” que nada obsta que el ayer destituido, hoy asuma como jefe de gabinete del gobierno de la Ciudad o de la Nación, o se convierta en candidato con todo el peso del aparato oficial en las próximas elecciones.
Absolutamente todos han salido sucios: la justicia, dirigentes, legisladores, funcionarios de la ciudad y de la Nación, familiares de las víctimas y hasta el desprestigiado defensor que concluyó el día reclamando que alguien le pida cuentas a una legisladora que votó por la destitución, una verdadera exhibición de las miserias argentinas.
Pero pasó. Por algo habrá sido. Conservo como una tenue llama de esperanza la ilusión que comience el fin del despotismo y la impunidad, se que como todo, este episodio fue un acto más de impúdicas negociaciones, sacar a medias uno malo para dejar a otro peor. El tiempo dirá como sigue, entre tanto queda una conclusión; “SE PUEDE”. Y se podrá mucho más si todos asumimos nuestra responsabilidad de recuperar esta tierra en la que nacimos y que será el único legado para nuestros hijos.
No olvidemos que “el hombre propone y Dios dispone; que no hay tiempo que no se acabe, ni tiento que no se corte”.
La destitución del Intendente de Bs. As por mal desempeño de sus funciones, eximiéndolo de la inhabilitación para ejercer cargos públicos es una verdadera aberración, coherente con todo lo que ha sucedido desde el principio. Tal es la gravedad de este “detalle” que nada obsta que el ayer destituido, hoy asuma como jefe de gabinete del gobierno de la Ciudad o de la Nación, o se convierta en candidato con todo el peso del aparato oficial en las próximas elecciones.
Absolutamente todos han salido sucios: la justicia, dirigentes, legisladores, funcionarios de la ciudad y de la Nación, familiares de las víctimas y hasta el desprestigiado defensor que concluyó el día reclamando que alguien le pida cuentas a una legisladora que votó por la destitución, una verdadera exhibición de las miserias argentinas.
Pero pasó. Por algo habrá sido. Conservo como una tenue llama de esperanza la ilusión que comience el fin del despotismo y la impunidad, se que como todo, este episodio fue un acto más de impúdicas negociaciones, sacar a medias uno malo para dejar a otro peor. El tiempo dirá como sigue, entre tanto queda una conclusión; “SE PUEDE”. Y se podrá mucho más si todos asumimos nuestra responsabilidad de recuperar esta tierra en la que nacimos y que será el único legado para nuestros hijos.
No olvidemos que “el hombre propone y Dios dispone; que no hay tiempo que no se acabe, ni tiento que no se corte”.
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