Manipular es imposible sin silencios cómplices.
Hasta hoy a casi una semana de un escandaloso acto quirúrgico permanecen en el silencio, nada menos que la dirección y plana mayor de la Fundación y Hospital Austral, sino que resulta difícil aceptar que tan prestigiosa institución generosamente nutrida por dineros de origen poco cristalino tenga responsables a quienes les escriben y firman el libreto personajes de dudoso prontuario, extraños a su propia casa, por más que sea una Obra de Dios.
No confundamos hombres con instituciones, reiteradamente en la historia, la obra de Dios la han hecho los peores bandidos
Ni es cuestión de rasgarse vestiduras cuando hubo un Alejandro VI Papa Rodrigo Borgia, o entre doce apóstoles un Judas traidor que casualmente fue el que posibilitó el misterio de la redención de la humanidad en el Calvario por treinta monedas de plata.
Los caminos de la Providencia son inescrutables.
Los que salpicaron con el escándalo a todos pagaran su cuenta sin ruido ni escándalo como se hace entre gente bien educada, la ropa sucia y las miserias se lavan en casa fuera de la vista de vecinos.
Los autores del escándalo ya tienen hace milenios la sentencia firmada: una piedra de molino atada al cuello y al mar.
Los soberbios que se burlan de todos firmaron su propia sentencia, a El que les enseñó el camino ya se lo comieron los gusanos.
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