Moreno es un príncipe sentenció la orate comparado los finos y delicados modales de su secretario de comercio con la embestida de los italianos contra las calificadoras de riesgo y le entregó el llavero del palacio.
Desde que el mundo es mundo la vocación imperial de los mandamases buscó a asegurar su continuidad multiplicando los príncipes herederos.
Nuestra republiqueta imperial y divina no podía ser la excepción, ya teníamos un príncipe de la sangre grasoso y mudo y ahora sumamos otro moreno y matón. No quiero ser sospechado de discriminador o elitista, digamos el príncipe de los prostíbulos patagónicos y el del mercado central
Eso si, sin lugar a dudas no son de Gales, de Asturias ni Delfines, apenas cabecitas negras locales.
Tampoco ha sido excepción que cuando hay dos príncipes uno de ellos invariablemente, más allá de sus dotes personales caga fuego por los más diversos procedimientos.
Hágame caso, siéntese relajado a la entrada de su tienda para ver pasar lo jirones del príncipe que no va a llegar. Con un poco de suerte verá pasar a los dos, siempre hay un tercero escondido de reserva. “Cosas veredes Sancho…”
No recuerdo que alguna vez haya sido solución llevarse la oposición a la cama para controlarla. Si recuerdo que fue la enfermedad repentina por la que grandes reyes guerreros murieron acostados entre las sábanas ¿Cierto Néstor?
No puede dejar de leerse: “cura milagrosa”
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