Esta vez se rompieron todos los límites, entre la complicidad de las medias palabras y los medios silencios o se mete cuchillo hasta el hueso o muchos pesos pesados quedan como vulgarmente se dice colgados del pincel.
Es terreno de arenas movedizas a tal punto que es prudente recordar que hasta la verdad tiene un límite: el escándalo que puede producir en todos aquellos que no están maduros para verla.
Son demasiados y muy pesados los nombres salpicados, La medicina argentina, Fundación, Universidad y Hospital Austral, Molinos Rio de la Plata, Perez Companc, Polo tecnológico Austral y ……..
¿El gobierno? ¡Que le hace una mancha más al tigre!
Nadie sabe quien hizo el examen de rutina allá por el 20 de diciembre , cuando y donde se hizo o quien firmo el informe de la biopsia ¿A quien le consta de quien era el material remitido? En aquella ocasión y en esta
Le extirparon la tiroides o analizaron la de una pobre tonta acampada en las afueras.¿Qué vale la tiroides de una futura NN que aparezca flotando en el río sin cabeza.
Sr. Jefe de cirugía de cabeza y cuello del Hosp.-Austral, respeto todos sus títulos antecedentes y trayectoria pero si tuviese que interrogarlo lo hago de goma y hasta el tonto del pueblo lo señala y grita ¡culpable!
Honestamente no le arriendo la ganancia.
Supera lo específicamente médico se dirá, es cierto, pero en determinadas posiciones no se puede ser forro de nadie. No es prudente meterse en camisa de once varas hay que tener sentido de las propias limitaciones.
Vale tanto la salud de un presidente como la de un miserable, pero las responsabilidades políticas son abismalmente diferentes y la responsabilidad varía entre “mala praxis” y el genocidio de 40 millones. Por solo seis siguen berreando y preparando guerras los israelitas; los muertos muertos están, poco importa si gaseados, por rutas que no se hacen, trenes subsidiados, pibes chorros o de hambre.
Los comunicadores son capítulo aparte, desde manito quebrada Nelson Castro haciendo mohines para anunciar: “hay que decirlo con claridad la presidente tiene un cáncer” hasta los que instalan con toda naturalidad de un 2 al 4 % de falsos positivos en diagnósticos anatomo patológicos, primera reacción corporativa para esconder la cola; basta rascar ese 2-4% para verificar que no fueron falsos positivos, algo que ocurre y es conocido en exámenes bioquímicos; sino falsos profesionales o groseros errores de técnica. Lo que está, está no es ilusión óptica, que se tenga capacidad para reconocerlo es otra cuestión la duda o la sospecha es legítima, solo requiere un profesional con las pelotas bien puestas que la escriba y firme.
El acto más difícil para un profesional engolado en sus méritos y títulos: decir no se o no estoy seguro.
O los que dan irresponsablemente el episodio por concluido: otro más.
Conociendo los bueyes que aran si aparecen cuestionamientos o críticas serán mayormente motorizados por envidias o celos profesionales, nada que me haga pensar en sanas reacciones.
No existe noción del daño real que se ha hecho a la ciencia a la fe y confianza pública.
Queda tela para cortar y de proporciones escandalosas. ¿Le extirparon la tiroides? Veremos cuando reasume, liberada de ajustar terapia hormonal sustitutiva.
¿Alta médica Dr. Pedro Saco?
Habrá renuncias o nuevos suicidas. Frente a la magnitud de los hechos cualquier remedio parece poco
2 comentarios:
Dr:LSO
Como Ud. ha visto; para suerte de la viuda y socia preferencial del "gran estafador" su dolencia NO ES CANCER.
El cáncer son ellos (esa asociación ilícita para gobernar).
Yo todavía creo que "el pueblo hará tronar el escarmiento". Claro que a su tiempo.
Deseando que podamos presenciarlo y quizás participar, por lo pronto felicito su indignación y adecuada difusión.
Felicitaciones colega, hoy me asombra no escuchar otras voces o es que la prensa libre las esconde?
Me queda una duda ¿porque el laboratorio Maipú y no la Cátedra de Anatomía Patológioca de la Universidad de Bs.As.. Cuando un diagnóstico tiene las implicancias políticas de este caso toda prevención es poca, se debe dividir la muestra y remitir a dos patólogos, máxime si se guarada en la manga la estupidez de los falsos positivos.
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