Corrija la ortografía tradicional y comenzamos a entendernos. Una cosa es una cosa y otra es distinta.
Anarquía a secas y en castellano era ausencia de gobierno y autoridad; AnarKía es ausencia de gobierno con una autoridad virtual; tenemos un gobierno en que la soberana opinión de una mitómana decide quien es intendente, quien puede ser piloto o servir el café, miembro de una comisión legislativa, políticas cambiarias, conflictos internacionales o donde va a viajar para comprar zapatos; pero nadie obedece o acata, cada uno a su aire hace y deshace lo que le viene en gana.
Los controladores aéreos ayer de un plumazo pasaron a la esfera civil y hoy de otro volvieron a la Fuerza Aérea, hay que exportar alimentos cerrando las exportaciones, hay que producir más prohibiendo agroquímicos y fertilizantes, se suprimen subsidios pero solo para los que no hagan lo que a ellos se les ocurre. El secretario de Comercio ordena cual debe ser el valor del dólar en el mercado negro¡Créalo es cierto y negro! La vidriera nacional de Ezeiza es para mostrarle al mundo toda la mugre, irresponsabilidad y desprecio por todos que hay dentro.
Presumir un maridaje entre dictadura y anarquía resultaría indigesto para cualquier pensador medianamente lógico.
Indudablemente hay un nuevo concepto en ciencias políticas que es prudente tener en cuenta cuando se habla de anarquía en un gobierno que mete la zarpa hasta en la sopa y más bien parece su antónimo: dictadura
La contradicción en si misma, representada en sus banderas: el rojo que simboliza la vida y el negro que es la muerte.
La razón de ser del idioma es entendernos entre iguales, para permanecer unidos y solidarios frente a un mundo hostil, llamar león al león y gato al gato; lo contrario tiene a la torre de Babel como símbolo; nadie entiende lo que se dice o se hace y todos salen eyectados a las cuatro esquinas del mundo para evitar conflictos. El concepto que evoca el príncipe de Maquiavelo no casa con el del griego Aristóteles, siendo casi parientes los idiomas en que ambos piensan.
Así fue hasta que estuvo todo ocupado y comenzaron las guerras para asegurarse un territorio o ampliar el que tenían, porque entenderse nunca más sería posible, ya es incluso difícil entre padres e hijos o entre marido y mujer; tolerarse como mucho.
¿Qué querrá decir: inclusión, unión nacional o voluntad popular que todos las invocan como aspirinas cura todo?
No le digo que agarremos los libros que no muerden porque los que tienen garras no leen y están todas las ánforas vaciadas de contenido y rellenadas con vino agrio; más vale abrir ojos y oídos bien abiertos, hacerse cargo de la realidad nos guste o no porque es lo que hay y del terreno que se pisa.
He escuchado cientos de veces que no es posible un cambio porque falta la materia prima: hombres honestos y capaces, esta todo corrompido y prostituido. No tengo dudas que es la afirmación más paralizante y derrotista que pueda expresarse.
Hay hombres y mujeres de sobra, lo que falta es paciencia para que maduren los tiempos, entonces aparecen solos, intentarlo antes es la demencial imagen que otras veces he usado: meterse en el cajón de las manzanas podridas para echar a los gusanos: resultados a la vista.
Nuestro tiempo es finito por eso el apuro de hacer, ver y recibir un Triunfo; el de la historia, naciones y civilizaciones incluye muchas generaciones, que posiblemente siendo la misma sangre no tengan noticia la última de la primera.
Dicen los delirantes que los defectos de la democracia se corrigen con más democracia: votan los abogados que uno presume que no son clientes de una bolsa de comida y a la primera actuación piden la destitución de su representante en el colegio de la Magistratura por saltar la cerca y hacer todo lo contrario del compromiso asumido y después se pretenden virtudes cívicas de los marginales.
¿Dónde quiere ir con tantas palabras, se dirá?
Yo tengo mi camino y se o al menos creo saber dónde voy; solo ofrezco según mi criterio, un cristal para que otros encuentren el suyo.
Lo toma lo difunde o lo deja y todos amigos. Esta modesta hoja virtual es mi territorio; en Babel no dialogo, debato ni busco consensos sería propio de un demente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario