La cuestión parece pasar por accidente imprevisible o error humano, una confusión tan común que es casi normal que ocurra.
Misiles inteligentes que impactan donde no deben, dictadores delirantes amigos y socios de todos, que de pronto enloquecen porque quieren echarlos o plataformas petroleras que por una distracción contaminan el golfo de Méjico.
Fukushima pasará a la historia en Occidente como sinónimo de accidente nuclear. Pero este nombre y esta central nuclear hasta ahora desconocidos para muchos son más que populares en Japón. Es que la empresa que maneja la planta ha estado involucrada en varios escándalos.
Un pasado turbulento envuelve a la Tokyo Electric Power (TEPCO), la empresa que administra la central nuclear de Fukushima, cuya explosión obligó a declarar la primera emergencia nuclear en Japón.
En 2002, el presidente de TEPCO –la compañía eléctrica más grande del país- fue obligado a renunciar junto con otros cuatro dirigentes tras un escándalo por la falsificación de documentos sobre seguridad nuclear Leer todo en Clarín
La tradicional seriedad, eficiencia y honestidad japonesa hace rato que ha quedado escondida en los estratos medios y bajos de la sociedad. Corrupción política y empresarial, a nivel de republica bananera o potencia superdesarrollada lo acreditan. Cientos de miles de unidades de sus automotrices retiradas de circulación por groseros fallos de construcción o diseño y ahora una empresa insegura que falsifica documento sobre seguridad atómica, administrando centrales nucleares que “por casualidad” están en entredicho testifican de ello más que cualquier argumento.
Un accidente, en este caso terremoto y maremoto por causas naturales, al día de hoy solo puede ser imprevisible en medio del desierto del Sahara o en Siberia.
En el Japón los fallos, por decirlo en japonés de varios reactores que “estaban apagados y solo uno funcionando es imprudencia por el error humano de sembrar 19 centrales nucleares en un territorio inquieto rodeado de mar y permitir su administración a una empresa reiteradamente irresponsable. Un núcleo atómico fuera de control que entre en fisión desarrolla energía suficiente como para reírse de aceros y concretos aislantes.
En el Japón los fallos, por decirlo en japonés de varios reactores que “estaban apagados y solo uno funcionando es imprudencia por el error humano de sembrar 19 centrales nucleares en un territorio inquieto rodeado de mar y permitir su administración a una empresa reiteradamente irresponsable. Un núcleo atómico fuera de control que entre en fisión desarrolla energía suficiente como para reírse de aceros y concretos aislantes.
Si se quieren anteponer razones de desarrollo económico limpio sin quemar combustibles fósiles, pues entonces estamos hablando de otra cosa; dejemos hipocresías macroeconómicas o ecologistas de lado y que cada uno pague sus propias ambiciones y platos rotos sin joder al vecindario.
O se resuelve en las próximas 24 horas o el maremoto se convertirá en una sucesión de desastres encadenados con un tsunami financiero que no va a dejar nada en pié.
Los Popes financieros del mundo han aprovechado el fin de semana para diseñar el salvataje económico del Japón, objetivo que se cumplirá si o si, es autosalvataje en rigor, pero las disponibilidades no son de goma, lo que se irá por un lado habrá que sacarlo de otro. ¿Se entiende? Muy mala noticia para los especuladores con vientos de cola y manirrotos.
Preocuparse era de la agenda de ayer
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