La verdad vence a la victoria Esdras 1,3:10
Cita bíblica predilecta de Leonor (1104-1222) la mujer más vilipendiada y más amada del primer cambio de milenio, ni pecadora ni santa simplemente la Duquesa de Aquitania; Cruzada a Tierra Santa, Reina de Francia y de Inglaterra. Una verdadera hembra de bandera, madre y abuela de reyes; Ricardo Corazón de León, Juan sin Tierra y Blanca de Castilla, reina de Francia.
En síntesis vivió casi 80 años peleando por los derechos de su familia, y el de sus súbditos; sabía muy bien lo que decía, porque lo decía y las máximas que adoptaba.
No se trata de una curiosidad ni una estrategia que la izquierda enfrente a la izquierda; es consecuencia natural que la mentira no puede sostenerse en el tiempo, como mucho se la tapa con otra mayor hasta que la fuerza de gravedad reclama sus derechos y caen todas juntas.
Ser un intelectual de izquierda no quiere decir que no se pueda pensar o que deba persistir obligadamente en el error, el sol sale para todos.
Tampoco es para descorchar champagne y convertirlos en asesores. La prudencia enseña que la cabra al monte tira y son muchos los que andan con el cuchillo bajo el poncho. Tenemos ejemplos frescos en casa y en el vecindario, La Cristina, el Pepe, el Lula el Raúl Castro y sus reformas al marxismo leninismo ortodoxo para no caer al abismo.
Hasta el cabezón Duhalde viajo por el mundo para importar carne podrida, después que prologaran y presentaran sus libros, Aznar en España y Felipe Gonzalez en USA, ¡Que yunta! Convertido en un católico casi chupacirios viene a venderle basura a la tilinguería de la derecha boba de la mano del Pepe y de Lula.
Vale la pena su lectura, no cuenta nada nuevo pero lo cuenta quien estaba en las antípodas y defendía todos los disparates contra los que se alza ahora. Si se pasase a la derecha, honestamente me certificaría que aunque la mona se vista de seda mona queda; hoy por hoy no son más que dos caras de la misma falsa moneda.
Vale la pena su lectura, no cuenta nada nuevo pero lo cuenta quien estaba en las antípodas y defendía todos los disparates contra los que se alza ahora. Si se pasase a la derecha, honestamente me certificaría que aunque la mona se vista de seda mona queda; hoy por hoy no son más que dos caras de la misma falsa moneda.
“En mi libro, dice Algalarrondo, ataco una ecuación totalmente falsa: que las medidas de seguridad son de derecha, hasta fascistas.
Ese es el discurso de las elites culturales parisinas totalmente desconectadas de la realidad. En los suburbios humildes de París o de Lyon, el electorado de izquierda pide más seguridad, igual que el de derecha”. Y ejemplifica: “Los padres que quieren que sus hijos circulen tranquilamente por las calles de su barrio no son de derecha ni de izquierda, son padres”.
También ironiza sobre la postura de los ex partidos comunistas o trostkistas al señalar como “una fantástica paradoja” el hecho de que aunque “las demandas de mayor seguridad son muy fuertes entre los trabajadores; 'el partido de la clase obrera' se mantiene en ese tema en posiciones de una extrema candidez”.
Según él, al negar la realidad de la delincuencia, los “bienpensantes” del progresismo no han entendido que la inseguridad toca justamente a los más carenciados, “ahoga a los servicios públicos y a las barriadas”. “La izquierda -acusa Algalarrondo- ha olvidado sencillamente que las primeras víctimas del incremento de la inseguridad”, son los trabajadores, la gente humilde.
La tendencia de estos sectores políticos a “ideologizar” todo nubla la realidad. “La intelectualidad de izquierda sigue viendo en el más mínimo incremento de los poderes de la policía y de la justicia una amenaza para las libertades”, explica el periodista. En el imaginario progresista, la lucha contra el delito está siempre asociada al atentado contra la libertad individual o a su recorte
Ver todo en el Informador público
Ese es el discurso de las elites culturales parisinas totalmente desconectadas de la realidad. En los suburbios humildes de París o de Lyon, el electorado de izquierda pide más seguridad, igual que el de derecha”. Y ejemplifica: “Los padres que quieren que sus hijos circulen tranquilamente por las calles de su barrio no son de derecha ni de izquierda, son padres”.
También ironiza sobre la postura de los ex partidos comunistas o trostkistas al señalar como “una fantástica paradoja” el hecho de que aunque “las demandas de mayor seguridad son muy fuertes entre los trabajadores; 'el partido de la clase obrera' se mantiene en ese tema en posiciones de una extrema candidez”.
Según él, al negar la realidad de la delincuencia, los “bienpensantes” del progresismo no han entendido que la inseguridad toca justamente a los más carenciados, “ahoga a los servicios públicos y a las barriadas”. “La izquierda -acusa Algalarrondo- ha olvidado sencillamente que las primeras víctimas del incremento de la inseguridad”, son los trabajadores, la gente humilde.
La tendencia de estos sectores políticos a “ideologizar” todo nubla la realidad. “La intelectualidad de izquierda sigue viendo en el más mínimo incremento de los poderes de la policía y de la justicia una amenaza para las libertades”, explica el periodista. En el imaginario progresista, la lucha contra el delito está siempre asociada al atentado contra la libertad individual o a su recorte
Ver todo en el Informador público
No hay comentarios:
Publicar un comentario