noviembre 08, 2010

EL PROYECTO NACIONAL


Es el argumento que consume horas de debates, y ríos de tinta, sin que se avizoren mínimas coincidencias que no pasen de utópicas generalidades sin consistencia. Terminar con la pobreza, Respetar las instituciones, afianzar la República y respetar la división de poderes donde no existe ninguno.

Presumo que el error está en comenzar por el final: ¿En que estamos de acuerdo? En lugar de hacerlo por el principio: ¿Qué no se debe de hacer o seguir haciendo para terminar con divisiones y enfrentamientos? Una pregunta que solita lleva a propuestas y soluciones concretas. Puede que no resuelva todo, pero al menos no sigue echando leña al fuego.

¿Cómo se puede plantear que hay que respetar la democracia o la república cuando cada uno tiene un concepto distinto de ellas?

¿De cual República me hablan? De la antigua romana, de la Imperial, de la del Terror, que le dio vida a Napoleón, de la de Weimar que lo parió a Hitler, de la que nació a partir del Tea Party de Boston, y la guerra de la independencia norteamericana financiada por los reyes de Francia, para sacarse de encima la obsesión de joder a los ingleses, para que finalmente otros republicanos jacobinos aprovechasen la miseria resultante para decapitar a sus sucesores y después sin ningún pudor regalarles su diosa para adornar el ingreso a New York.

Plan a 30-50 años como si todos supieran que va a pasar mañana, es algo tan delirante como podría haber sido blindar por medio siglo el tipo de cambio por la tablita de Martinez de Hoz o el tipo de cambio a la par 1 a 1 de Cavallo.
¿Recuerda la torre de Babel? solo la confusión de las lenguas bastó para desperdigar los hombres por el mundo y acabar con sus delirios por milenios.

¿Esto es obra de ignorantes, improvisados analfabetos o miserables atornillados a sus tronos de referentes e ilustrados dirigentes?
En tanto el país y sus analistas se exprimen el cerebro en base a chismes acerca de como será “la argentina que viene.”
Como no participo de este circo, me he abierto de la actualidad local. Lo que tenía por decir está reiteradamente dicho y puede sintetizarse en una afirmación: Lo único que los tiranos no pueden controlar es el tiempo, conclusiones a la vista, El tiempo dijo basta y se terminó la fiesta.
De nada sirve prologarla con circos funerarios y adulaciones al finado para perpetuar un fantasma que los sostenga, cuando no pudo sostenerse a si mismo, siendo un “extraordinario” constructor de poder.

Basta es basta para todos, a pagar los platos rotos y limpiar la basura.
No hay argentina que venga, la que estaba va derecho al abismo mientras la manada la conduzcan o pretendan desviarla todos los ciegos, sordos, idiotas y suicidas que participaron de la orgía.

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