diciembre 02, 2009

LA REINA DEL SUR (Reedición actualizada)





¡Híjole que chingada! Entre paréntesis, se lo robe a Don Arturo Pérez Reverte: La Reina del Sur*, una novela-crónica-historia que hay que leer; dura, no es para “fresitas” Allí están todos: Señores empresarios exitosos, gatilleros, jueces, policías, políticos, románticos “border line” e incalificables por debajo de la condición humana. La compañía al completo, es para leer con tequila o un tinto, unos pinchos y la “escuadra” sobre la mesa.

El submundo que no se puede suprimir porque es parte de la naturaleza humana; que esto sea cierto no significa que se puede hacer un intendente, un senador o un presidente de una rata; ni una gran señora de una putarraca.
Todos tenemos un espacio en este mundo, pero no todos son para cualquiera.
Deben ser mantenidos en su lugar, por las buenas o a palos. Un lugar para cada cosa es la piedra basal del orden: en roperos, escritorios o en la sociedad. La basura al tacho escondida, las flores al jarrón bien a la vista.

Entretiene y sirve para pensar antes de abrir la boca; todos van para el mismo lado, el terreno preparado por los imbéciles de siempre, unos aran y abonan otros siembran y cosechan al final todos comen de la misma mano. No es cooperativa de Trabajo, es asociación criminal ilícita de “honorables personas” descastados y subhumanos. en el mundo del tanto tienes tanto vales, dónde es mayor escándalo y vergüenza ser pobre que ladrón o asesino.

Cuando se callen los bocones y comience a correr sangre algunos preguntarán ¿Quién tiene la culpa? La mayoría sin preguntarse nada levantará el dedo acusador. Los mala leche de siempre, ¡Qué importa quien es el culpable! Si uno carece de todo el conocimiento para juzgar y no es el dueño del azote o la espada, para aplicar el castigo.

La pregunta correcta es ¿Por qué paso? Para que se pueda evitar que vuelva a ocurrir, allí o en otra parte.
En verdad hace tiempo que se sabe y a nadie le tinga, por aquello que estas cosas pasan en otras partes, acá somos distintos. Hasta que un día nos damos cuenta que dejamos de serlo.

¿Recuerda? Éramos el país de la carne, el granero del mundo, el pueblo más educado y con mejor nivel de instrucción de América, las universidades más prestigiosas y los científicos más consagrados, éramos, éramos y éramos, dejamos de serlo. Parece que recién nos enteramos cuando comenzamos a padecer las consecuencias.

Los corridos mejicanos fueron un simpático genero folklórico hasta que les metieron dentro a los gatilleros y a los muertos y pasaron a ser narcocorridos, acá la cumbia villera que le canta al pibe chorro y se burla de los gorras (policía) cambiara sin tardar los héroes y demonios, entrarán pandilleros asesinos y muertos, ¡BINGO! Cartón lleno ya somos iguales y hasta quizás mejores.

En todas partes y desde siempre el proceso es igual, muchos en nombre de la libertad y los derechos, en apariencia inocentes empujando el carro para el mismo lado; unos aran y abonan otros siembran y cosechan; al final todos viven y medran con una porción de la misma torta.
Todo está bien a la vista de quien quiera verlo, en casa tienen nombre y apellido, Los zares del espectáculo bastardo, la tolerancia en nombre de la libertad y los derechos a los que demuelen valores, la prensa escrita, el telediario y hasta la publicidad y sus mensajes envenenados. Vale todo con tal de estar en la foto o en la cresta de la ola.

Suprema Corte de Justicia, Los Kirchner, Fernández, los barones del juego el narcotráfico y la oposición cómplice, con tal que le permitan meterle mano a la bandeja. Una larga cadena que necesita estar bien aceitada, de eso se encargan los exitosos magos financieros, los tintoreros del sistema, billetes limpios calentitos y crujientes, como recién salidos de la Reserva Federal o de la Casa de la Moneda.

En fin no lo canso; un país y una historia- novela parecen; solo parecen sapos de distinto pozo, una mera cuestión territorial, en uno o en la otra el sapo es sapo.

*La Reina del Sur de Arturo Pérez Reverte. Santillana Ediciones Generales 2002. Suma de Letras Argentina 2004

El relato comienza en Culiacán, estado de Sinaloa, Méjico y de allí a la Costa del Sol donde preparan un cóctel con lo “mejor de cada casa” Gibraltar, Algeciras, Marbella, Ceuta, Melilla, Marruecos, Moros, andaluces, gallegos, españoles, la Federación itálica: Cosa Nostra, Mafia y N’drangheta la honorable sociedad calabresa; Rusos, Libaneses, Franceses y en la otra punta del mar, los carteles de Méjico, Colombia y los paraísos fiscales a tiro de piedra de la DEA y el depto de Justicia.

El largo y pesado brazo de la democracia y justicia americana pueden pasar sobre el caribe y llegar a Afganistán sin rozar paraísos y aguantaderos vecinos.
Las dos costas del mediterráneo occidental: una primitiva que acopia y embarca y la otra moderna que recibe, consume, distribuye y embolsa las ganancias.
El Top social y político junto a la base de la pirámide de la corrupción mundial. Todos son necesarios no hay inocentes, si falta un eslabón la cadena no sirve. Todos parecen tener justificación. No en vano el español Lope de Vega fue el autor del Perro del hortelano. Hay que comer y dejar comer. O la nueva consigna social, “Doy trabajo, traigo progreso” que justifica todo.

El personaje central irrumpe violentamente desde la primer página, la “plebita” sinaloense de Culiacán ya pendeja-mujer cargando una pesada mochila de vida, con el estilo que mantendrá hasta el final; todo pa’lante. La magistral pintura, que de ella hace el autor no la puede contener la historia, la crónica ni la novela, entra directo en la leyenda.

Un relato que solo tiene de ficción algún diálogo, una caminata en la playa o un atardecer en el mar, la cantidad de cigarrillos encendidos o las botellas de tequila vacías; el resto es realidad, leche mamada de la teta y no servida en vaso del “sachet” del supermercado.

Pos hágame caso carnal, apure este taco y como siempre sugiero: los buenos libros y caminos, se recorren varias veces.

Pasada la natural inquietud por saber como sigue, las nuevas lecturas descubren los matices, tonos y detalles pasados por alto, se pulen reflexiones juicios y conclusiones. Recuerde la cuestión que planteaba Aristóteles a sus alumnos. “El mismo hombre no puede cruzar el mismo río dos veces, la segunda ya es otro hombre y también lo es el río. Como a la naranja, se los exprime hasta que queden secos o del vino ni la borra se deja, es un desprecio a los nobles frutos de la naturaleza y del ingenio humano.

Acá también tenemos colorados, güeros, putitas de utilería, corruptos con bancas en parlamentos o consejos, ministerios, juzgados o despachos oficiales, vestidos con trajes o uniformes, todos con muchos títulos de licenciado para arriba.
Señores empresarios que construyen y dan trabajo, magos financieros, Mejicanos, Colombianos, Gallegos duros, andaluces faroleros y hasta Reinas de Tolosa y Princesas de Calafate, tenemos cientos de aviones, pilotos reyes de la pista corta, campeones motonautas de planeadoras; puertos y aeródromos privados.
Únicamente es menos ruidoso porque faltan radares y patrullas costeras o terrestres. La Gendarmería y policía están ocupadas con los piquetes y proteger funcionarios que van al interior.
No es que pueda venir; es que porque no falta ninguno ya esta acá y funcionando de maravillas aunque no se quiera verlo.
Por todo ello insisto en actualizar y reeditar este artículo ya publicado hace tres meses.
Le reitero, el libro es la fuente irreemplazable de la que se ha de beber.
Le puedo garantizar que cuando llegue a la segunda lectura con un ojo en el libro y otro en nuestra realidad se borraran todas las diferencias de modismos y geografías, se le abrirán los ojos como platos y recibirá un mazazo de realidad en la cabeza. Hasta es probable que reconozca muchos clones de personajes y personajas que conoce, con los que comparte reuniones sociales y de trabajo. Amigos de sus amigos.
¿A qué se dedica usted, tu padre o tu marido? Asesor o empresario es la respuesta socialmente correcta. Trabajo tan honorable como indefinido.

Lo siento amigo, no es personal, en estos tiempos confusos en que los ejecutivos deben hacer cursos de contrainteligencia es necesario aclarar o bancarse ser un “presunto sospechoso”

2 comentarios:

Paco dijo...

¡¡¡fantastico!!! Es el epílogo del libro que leí hace un mes y ya tengo en la mano para releer.

Paco de Marbella dijo...

¡fantástico! Es el necesario epílogo del libro que lei hace un mes y ya estoy por releer.