-El derrumbe de la altanería y la ignorancia
Por Carlos Berro Madero
“Contempladle: su frente altiva parece amenazar al cielo; su mirada imperiosa exige sumisión y acatamiento; en sus labios asoma el desdén hacia cuanto le rodea; en toda su fisonomía veréis que rebosa la complacencia en sí mismo (misma); la afectación de sus gestos y modales os presenta un hombre (mujer) lleno de sí mismo (misma), que procede con excesiva compostura como si temiese derramarse. ¿Toma la palabra? Resignaos a callar. ¿Replicáis? No escucha vuestras réplicas y sigue su camino. ¿Insistís otra vez? El mismo desdén acompañado de una mirada que exige atención e impone silencio. El semidiós (semidiosa) no se digna prestaros atención, os interrumpe cuando se le antoja, dirigiendo a otros la palabra arqueando las cejas y preparándose a desplegar nuevamente sus labios con la majestuosa solemnidad de un oráculo. ¿Cómo podía menos de cometer grandes yerros un hombre (mujer) tan fatuo?”
- Jaime Balmes
Estas reflexiones del filósofo catalán le caen como anillo al dedo a nuestra Presidente, y por extensión a su marido.
Ambos constituyeron hace muchos años una sociedad de omnipotencia sin límites con la que pretendieron evadir su ignorancia y los exhibe hoy como imperturbables ante la caída de su popularidad política y el desatino con que se mueven en medio de una verdadera bancarrota moral y ética.
Se están hundiendo cada día con más ceguera en su ensimismamiento y el goce de sí mismos, cuyo amor propio exageran hasta un punto lamentable y “degenerado” de su propia egolatría.
Néstor y Cristina no han comprendido nada: siempre suele decirse que el que no sabe, no sabe que no sabe.
Siguen hacia delante como topos fuera de su madriguera, cegados por la luz solar, confundiendo escenarios y ahondando su divorcio de la realidad.
¿Deben pagar las deudas de sus gastos desbocados? Pues, a contraer otras sin ton ni son legándole al próximo gobierno el tener que lidiar con el resultado de sus desatinadas apuestas.
¿Perciben el rechazo social como una forma de ingratitud e “incomprensión” popular? A inventar un autogolpe infantil, que parece pergeñado por un adolescente, para reconquistar a los ciudadanos y alinearlos en su defensa.
Estamos entrando en la peor fase del régimen. El momento en que sus protagonistas “estrella” siguen tocando sus instrumentos totalmente desafinados, desatendiendo una partitura que siempre debe ser seguida con sujeción al pentagrama.
Los últimos anuncios de Cristina se están asemejando bastante al “cuento de la buena pipa”. Se disfraza con frases efectistas lo que todos intuimos: ESTAMOS FUNDIDOS Y NUESTROS TIMONELES NO SABEN ADONDE VAN. ¿Cuántos son los anuncios que murieron casi al nacer?
No queda mucho más por decir. Parecería que dos años es mucho tiempo para que la cosa aguante.
Sin arrogarnos el título de profetas, tenemos la sensación que vivimos un “crescendo” que, como en la ópera, nos sumergirá finalmente en un sonoro y desacompasado acorde final que evidenciará el fin de este sueño imposible, perseguido por dos alucinados que no tienen siquiera condiciones para copiarse.
Debemos estar preparados y agotar hasta la última cuota de serenidad para afrontar lo que viviremos de aquí en más.
El problema no es saber cuántas comisiones más o menos conseguirá la oposición en el Congreso y cuántos dólares más o menos le sacarán Cristina y Néstor al Banco Central.
Lo que debemos preguntarnos es cuáles serán las secuencias disparatadas que seguirán en los próximos meses y su legado consiguiente.
La fiesta inolvidable que nos propusieron hace ocho años, se está convirtiendo en un drama inevitable.
Y añadimos con Balmes nuevamente: “¡Con qué ingenua complacencia refiere sus trabajos y aventuras! En pudiendo hablar de sí mismo, SU PALABRA ES INEXTINGUIBLE. A sus alucinados ojos, su vida es poco menos que una epopeya. Todo converge hacia él (ella): la misma historia de su país no es más que un gran drama, cuyo héroe es él (ella); todo es insípido si no lleva su nombre”.
Como se ve, las observaciones de los grandes pensadores nos enseñan que “siempre hubo tiempos como éstos”.
Habría que hacerles saber a los Kirchner que deberían abandonar su falsa epopeya cuanto antes, comenzando a preparar sus valijas con tiempo e incluyendo en ellas, si fuera posible, alguna ropa de abrigo. Puede ser que de aquí a dos años les toque el comienzo de un largo invierno.
carlosberro@arnet.com.ar
1 comentario:
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