Me estoy poniendo verde de envidia, leyendo a los españoles y no me refiero a Ortega y Gasset, Balmes, Ramiro de Maeztu, Francisco de Quevedo o tantos otros, ni a libros o tratados, solo diarios y columnistas.
¿Tan bajo hemos caído que no hay forma de arrimarles el bochin?
Opinar desde las convicciones y no al servicio de buenos patrones o queriendo salvar la ropa de viejas festicholas, puede ser la respuesta.
Los ejemplos brotan como hongos, cito solo uno que queda a su consideración.
El adelantamiento de elecciones ya se hizo en nuestro país y está dentro de lo posible por venir ante el cuello de botella que viene.
El ajuste salvaje para la infantería; sinceramiento de precios relativos le llamamos, es también un viejo conocido que esta en la puerta.
Conflictos gremiales por la caída del salario, desaparición de subsidios, desabastecimiento y despidos están pegados al timbre reclamando pasar.
Todo sumado configura el mejor ambiente de miedo al futuro (terrorismo comunicacional), evitar el conocido salto al vacío que asegure ante elecciones anticipadas no cambiar de caballo en medio del turbulento río. Más aún con los matungos alternativos que hay disponibles.
Esto pasa acá y es muy semejante a lo que pasa allá.
En mi criterio solo varía que para ellos es un mal gobierno y para nosotros un depredador enemigo. Una necesaria vara para medir y distinguir torpezas y tonteras de perversión y mala leche.
Admito que no es lo mismo decir enemigo en España o en Argentina, y una dosis de prudencia nunca está de más. Pero que lo son, lo son.
Veamos ahora que dicen los columnistas, en este caso el director de redacción de Expansión.
Léalo en directo: “Caminos puñeteros” le llama Iñaki Garay, en el castellano directo de un vasco sin dobleces.
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