junio 09, 2010

ABORTO, ROCKEFELLER, PROGRESISMO Y POPULISMO



El club de Bilderberg-Rockefeller da la orden, el socialprogresismo absolutista lo ejecuta, los liberales librepensadores dejan hacer. Y el capitalismo internacional lo financia. Parece, solo parece una insólita alianza.

Por una vez le voy a pedir lector que se anticipe a la opinión y los argumentos que sustentan el artículo, respondiéndose una sola pregunta.
¿Conoce una sola persona, agrupación o movimiento político que defienda la igualdad, el aborto la eutanasia; se oponga a los “derechos” de los homosexuales, no se considere un progresista moderno evolucionado e incluso un librepensador liberal?

Ahora me anticipo a su respuesta que es no; no lo conoce ni lo conocerá, simplemente porque no existe. Como decía, una alianza que solo parece, pero no es insólita.

Desde la revolución industrial el problema fue crecer siempre para aumentar la producción, bajar costos y vender más. Apareció la automatización y detrás de ella el cuello de botella, población que aumentaba sin recursos para consumir y las conflictivas guerras comerciales para conquistar mercados.

La solución estaba cantada, suprimir población que hay que subsidiar para que pueda consumir, frenar la natalidad y globalizar ideologías, moneda y comercio.

Allá fueron los ejecutores: entidades financieras internacionales condicionando créditos a índices de natalidad, la progresía estimulando el aborto, eutanasia, igualdad de sexos y uniones homosexuales.
De un lado destruir la familia y la diferencia sexual, del otro producir todo descartable, compre rompa tire y compre otro nuevo con más funciones. Hay nuevos colores y formas.

Prestar a los demagogos populistas para que fundan a las naciones y colocar nuevos gerentes que las hagan trabajar y consumir a tiempo completo, sin distracciones de familia sexo ni reproducción.

Dicho así sin vueltas, posiblemente le suene a teoría conspirativa. Dejemos en suspenso la impresión, solo mire en derredor y retroceda según su edad en el recuerdo medio siglo o a sus padres y abuelos. ¿Para que vivían y para qué se vive hoy?

El “toco y me voy” reemplaza obligaciones y compromisos humanos y calma al animal alzado.
Hay que estar al día, bien “lookeado” trajes, corbatas, zapatos, vestidos, autos. ¿Para qué una casa de fin de semana? habiendo mini turismo y cruceros, ¿Casa en las sierras de Córdoba o Mar del Plata y condenarse a ir toda la vida al mismo lugar?
¿Valijas, equipaje? ¡Que antigüedad! Vamos con lo puesto, cuando llegamos compramos. Desaparecen mi casa, mi cama, mi almohada, mi ropa, mis cosas mi ambiente y mi lugar en la mesa. Nada es mío todo se debe y paga en cuotas o a crédito o se convirtió en transitorio y descartable. Comunitario, se comparte ropa, autos, casas, todo. Desarraigo y pobreza para todos, maquillados de prosperidad. ¿Sabe usted que el desarraigo y la carencia de posesiones mínimas enloquece?
Fíjese en un manicomio, no hay demente que no tenga sus propias piedras, ramitas o corchos y no los defienda a muerte. La desesperada defensa de su ser y de la libertad de tener lo propio.

¡Que práctico y feliz era terminar con la propiedad privada, sin guerras ni ruido, todo comunitario, cosas y personas!

Si sobran algunas rupias, a los fondos de inversión, acciones, divisas “fuertes” o papeles varios. ¡Papel, papel, papel, futuro humo!
Podría seguir por horas, páginas y páginas, si no hay mala leche creo que alcanza.
¿Y si ahora repensamos esta ensalada social, política y económica?

¿Será teoría conspirativa o un paso detrás del otro con un loco “cicerone” llevando la cuerda? La diferencia es muy sutil y no cambia el resultado.

¿Cuál es la cadena que los une? El odio al ser humano y su creador. La soberbia del yo soy, yo puedo. Repare usted que en este contexto la libertad es innecesaria ¿para qué la quiere si cree que puede hacer todo lo que se le ocurra? ¿Se le ocurra dije? O lo que le sugieren que haga. Marketing le llaman a la técnica de crearle la necesidad de consumir lo que no necesita.

El rabino Goldman, John Davison Rockefeller III y Adolf Hitler

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