Así fue Alvaro Uribe Vélez. La palabra y la respuesta justa; precisa la dicción y el tono adecuado; gestos medidos y correctos, tan demoledora fue su intervención que hasta el desaforado de Caracas tuvo que cerrar el pico, quedó en la historia el “porque no te callas” no hizo falta, tuvo que recurrir al chiste barato para salir del paso. La mendiga pacificadora argentina acostumbrada a que nadie le replica, tuvo que tragarse entero el brulote. El mayor ridículo de su historia, que es mucho decir.
Finalmente se enfrió el juego de terrorismo verbal ante la evidencia que Uribe tenía cartas muy pesadas en la mano y no estaba dispuesto a guardarse nada en la manga.
Debe haber sido la primera conferencia internacional en que un presidente con precisión de cirujano “habla a calzón quitado” y pone los cojones en la mesa. El macaco Correa no pasó de un crío caprichoso cogido en falta.
-Yo no hice nada y me bombardean ¡mentira, mentira! Ni una explicación o argumento en contra.
-Yo no hice nada y me bombardean ¡mentira, mentira! Ni una explicación o argumento en contra.
Fue una escaramuza, Uribe, quedaron con la sangre en el ojo, la respuesta va a ser bien retorcida, no terminó, recién empieza.
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