Suman 91 en la primer quincena del año, heridos aparte; es la realidad cotidiana con un nuevo condimento, no se han detectado drogados, alcoholizados ni fallas mecánicas. No hubo niebla ni humo, rutas y banquinas en el mismo estado deplorable de siempre ¡Se rompieron las estadísticas, las planificaciones y a callar charlatanes!
Los muertos están descansando obligados y los responsables también, pero voluntaria y cómodamente en sus casas.
¿Qué relaciona a las victimas y los responsables ideológicos de esta masacre vial? La irresponsabilidad absoluta que infecta a los argentinos tras los derechos sin obligaciones y el ejemplo de violar impunemente y con todo descaro los derechos ajenos. Contra esto no valen las dosificaciones de alcohol, los radares y la educación vial desde la salita de preescolar, cuando diariamente se insiste que reprimir u ordenar es cosa de dictaduras, que los derechos de cada uno no tienen límites o someterse a las normas es propio de esclavos.
¿Hay otra explicación? para un sujeto que se adelanta en plena curva a dos colectivos, sin importarle si viene alguien de frente o el profesional del volante que transportando 60 personas en una caja de aluminio de dos pisos se adelanta a otro vehículo a más de 130 Km./hora y no puede controlar el retorno a su carril, por una razón de física elemental. Una colisión frontal por la tarde, visibilidad perfecta, en plena recta, dos autos particulares, saldo: 13 muertos, dos familias extinguidas. ¿educación vial, carnet de puntos,? O secuestro por un mes del vehiculo que viola las velocidades máximas, con cargo al responsable de todos los gastos del procedimiento e inhibición para conducir de por vida a la tercera reincidencia. No digo empalarlo y dejarlo para alimento de los cuervos y ejemplo para apurados, al costado de la ruta, para no herir la sensibilidad moderna.
El caos en el tránsito no es un problema, sino una consecuencia de la anarquía social, a esta anarquía y falta de límites, le pueden sumar si gusta, las drogas, y el alcohol que son parte de lo mismo.
¿Qué valor tienen los “carnet” de puntos y otras exquisiteces importadas, en un país donde las habilitaciones para conducir incluso profesionales se compran en un bar?
¿Falta acaso lucidez para encontrar la solución? Por el contrario, se ensaya todo, para mostrar preocupación y evitar agarrar el toro por las astas. Cuestión de huevos le dicen. Son soluciones políticamente incorrectas.
¿Se llegará a prohibir la venta de vehículos del primer mundo o de “alta gama” en el argot tilingo, para circular en el último? Porque todos los excesos tarde o temprano se pagan. Haya dictadura o democracia.
Los muertos están descansando obligados y los responsables también, pero voluntaria y cómodamente en sus casas.
¿Qué relaciona a las victimas y los responsables ideológicos de esta masacre vial? La irresponsabilidad absoluta que infecta a los argentinos tras los derechos sin obligaciones y el ejemplo de violar impunemente y con todo descaro los derechos ajenos. Contra esto no valen las dosificaciones de alcohol, los radares y la educación vial desde la salita de preescolar, cuando diariamente se insiste que reprimir u ordenar es cosa de dictaduras, que los derechos de cada uno no tienen límites o someterse a las normas es propio de esclavos.
¿Hay otra explicación? para un sujeto que se adelanta en plena curva a dos colectivos, sin importarle si viene alguien de frente o el profesional del volante que transportando 60 personas en una caja de aluminio de dos pisos se adelanta a otro vehículo a más de 130 Km./hora y no puede controlar el retorno a su carril, por una razón de física elemental. Una colisión frontal por la tarde, visibilidad perfecta, en plena recta, dos autos particulares, saldo: 13 muertos, dos familias extinguidas. ¿educación vial, carnet de puntos,? O secuestro por un mes del vehiculo que viola las velocidades máximas, con cargo al responsable de todos los gastos del procedimiento e inhibición para conducir de por vida a la tercera reincidencia. No digo empalarlo y dejarlo para alimento de los cuervos y ejemplo para apurados, al costado de la ruta, para no herir la sensibilidad moderna.
El caos en el tránsito no es un problema, sino una consecuencia de la anarquía social, a esta anarquía y falta de límites, le pueden sumar si gusta, las drogas, y el alcohol que son parte de lo mismo.
¿Qué valor tienen los “carnet” de puntos y otras exquisiteces importadas, en un país donde las habilitaciones para conducir incluso profesionales se compran en un bar?
¿Falta acaso lucidez para encontrar la solución? Por el contrario, se ensaya todo, para mostrar preocupación y evitar agarrar el toro por las astas. Cuestión de huevos le dicen. Son soluciones políticamente incorrectas.
¿Se llegará a prohibir la venta de vehículos del primer mundo o de “alta gama” en el argot tilingo, para circular en el último? Porque todos los excesos tarde o temprano se pagan. Haya dictadura o democracia.
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