Es tema cotidiano, demasiado serio y profundo para dejarlo en manos de chantajistas, mercaderes de la muerte, o fariseos. Vale salpimentarlo con anécdotas del pasado, para descontracturarse y buscarle una gota de gracia a lo que de por si no la tiene.
(*) Corría la primer mitad del s.I en la capital del mundo. Constitucionalmente La República Romana, el Imperio de hecho; bajo el gobierno de un cónsul electivo con derecho sucesorio de “necesidad y urgencia” controlado por un honorable senado vitalicio: Tiberio Cayo Druso Nerón, Calígula (botitas) para la historia, Divino Júpiter para los “parientes, ciudadanos, senadores, magistrados y funcionarios” A esta obsecuencia no se llega de un día para otro. Comienza con un discurso en la UIA; adhiere la orden de los Caballeros ecuestres, hoy montados en Audi o BMW; el “tout Roma” que se burlan y critican pero consienten. Los comandantes de las legiones; las asociaciones de pobres y desvalidos, jóvenes idealistas, los sindicatos de artesanos, carniceros, pescadores, artistas, prostitutas y gladiadores; recaudadores de impuestos; editores de “diarii” grandes mercaderes, banqueros y prestamistas, en fin los capitalistas de siempre que se expresan a través de los retóricos y sofistas a sueldo. Jefes de fracción del partido Republicano del consenso, todos los que siempre están en venta al mejor postor; hasta que solo los malos y los bárbaros quedan fuera. Perdón, me asalta una duda ¿corría el s.I o el XXI?
Su tío Tiberio Claudio fue denunciado por haber participado de una estafa con un testamento que habría firmado y sellado en calidad de testigo. Detenido, consiguió hacer llegar al Divino, el dato y la prueba que su sello personal de ágata tenía una imperfección y si esa imperfección no estaba en el documento, era falsificado.
Complacido por su capacidad de haber descubierto el minúsculo detalle, Calígula le perdonó la vida y acto seguido le pregunta: ¿Y qué valor exacto asignarías a tu vida en esta noche?
- Ya lo he calculado: un céntimo.(moneda de ínfimo valor)
- ¿Cómo llegaste a una cifra tan modesta?
- Toda vida tiene un valor calculable. El rescate que la familia de Julio César pago a los piratas que lo secuestraron fue de 20.000 piezas de oro, De modo que el valor de la vida de Julio César, era ése. Mi esposa Elia fue atacada por salteadores de caminos que la dejaron con vida a cambio de un broche de amatista, que solo valía 50. Por tanto ese era el precio de Elia. Mi vida fue salvada por un trocito de ágata que sólo pesa la cuarenta ava parte de un escrúpulo, o sea exactamente un ardite. De forma que mi vida no vale más de un ardite.(cosa de valor despreciable)
Varían los cálculos con los tiempos, permanece vigente que todo, hasta la vida tiene un precio y que está sometido a las leyes del mercado.
Mercado que regulan a su capricho los Divinos tiranos, con el consentimiento y aplauso de los obsecuentes.
¡Cuantos imprescindibles, que con solo un gesto hacen y deshacen, no valen un ardite!
Sea honesto como Claudio; póngase precio. Yo lo hice y estoy feliz al comprobar que soy capaz de consumir varios millones de veces mi propio precio por día, sin necesidad de gastar un céntimo. Milagros de la economía.
Volvió sana y salva de Somalia, Pilar Bauzá, ¿Qué precio tuvo su vida? No se sabe. Si se sabe que pudo volver, porque ningún “humanitario” la fue a rescatar.
(*) Cfr. Yo Claudio de Robert Graves
(*) Corría la primer mitad del s.I en la capital del mundo. Constitucionalmente La República Romana, el Imperio de hecho; bajo el gobierno de un cónsul electivo con derecho sucesorio de “necesidad y urgencia” controlado por un honorable senado vitalicio: Tiberio Cayo Druso Nerón, Calígula (botitas) para la historia, Divino Júpiter para los “parientes, ciudadanos, senadores, magistrados y funcionarios” A esta obsecuencia no se llega de un día para otro. Comienza con un discurso en la UIA; adhiere la orden de los Caballeros ecuestres, hoy montados en Audi o BMW; el “tout Roma” que se burlan y critican pero consienten. Los comandantes de las legiones; las asociaciones de pobres y desvalidos, jóvenes idealistas, los sindicatos de artesanos, carniceros, pescadores, artistas, prostitutas y gladiadores; recaudadores de impuestos; editores de “diarii” grandes mercaderes, banqueros y prestamistas, en fin los capitalistas de siempre que se expresan a través de los retóricos y sofistas a sueldo. Jefes de fracción del partido Republicano del consenso, todos los que siempre están en venta al mejor postor; hasta que solo los malos y los bárbaros quedan fuera. Perdón, me asalta una duda ¿corría el s.I o el XXI?
Su tío Tiberio Claudio fue denunciado por haber participado de una estafa con un testamento que habría firmado y sellado en calidad de testigo. Detenido, consiguió hacer llegar al Divino, el dato y la prueba que su sello personal de ágata tenía una imperfección y si esa imperfección no estaba en el documento, era falsificado.
Complacido por su capacidad de haber descubierto el minúsculo detalle, Calígula le perdonó la vida y acto seguido le pregunta: ¿Y qué valor exacto asignarías a tu vida en esta noche?
- Ya lo he calculado: un céntimo.(moneda de ínfimo valor)
- ¿Cómo llegaste a una cifra tan modesta?
- Toda vida tiene un valor calculable. El rescate que la familia de Julio César pago a los piratas que lo secuestraron fue de 20.000 piezas de oro, De modo que el valor de la vida de Julio César, era ése. Mi esposa Elia fue atacada por salteadores de caminos que la dejaron con vida a cambio de un broche de amatista, que solo valía 50. Por tanto ese era el precio de Elia. Mi vida fue salvada por un trocito de ágata que sólo pesa la cuarenta ava parte de un escrúpulo, o sea exactamente un ardite. De forma que mi vida no vale más de un ardite.(cosa de valor despreciable)
Varían los cálculos con los tiempos, permanece vigente que todo, hasta la vida tiene un precio y que está sometido a las leyes del mercado.
Mercado que regulan a su capricho los Divinos tiranos, con el consentimiento y aplauso de los obsecuentes.
¡Cuantos imprescindibles, que con solo un gesto hacen y deshacen, no valen un ardite!
Sea honesto como Claudio; póngase precio. Yo lo hice y estoy feliz al comprobar que soy capaz de consumir varios millones de veces mi propio precio por día, sin necesidad de gastar un céntimo. Milagros de la economía.
Volvió sana y salva de Somalia, Pilar Bauzá, ¿Qué precio tuvo su vida? No se sabe. Si se sabe que pudo volver, porque ningún “humanitario” la fue a rescatar.
(*) Cfr. Yo Claudio de Robert Graves
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