enero 09, 2008

ELECCIONES EN U.S.A.

Es curiosa la expectativa generada por los medios informativos, en particular en argentina.

Bastantes problemas tienen los norteamericanos en su casa para decidir una elección en función de lo que quieran los extraños. Los comentarios que se leen y se escuchan, generan sorpresas, pareciera que la elección es entre la Clinton y Obama, como si los Republicanos no existiesen. Tiene su lógica, la intoxicación mental progresista, ha puesto a cada uno una etiqueta. Descarta a los “imperiales” en beneficio de los “sociales” como si se pudiesen transplantar ideologías y realidades político-sociales de un país a otro.

Los EEUU no son nuestros padres, padrinos, amigos ni parientes; apenas son vecinos. Como todos, circunstancialmente útiles y por lo general molestos. Cuando aprendamos a distinguir será todo más fácil, sin caer en ridículas “relaciones carnales”, enfrentamientos viscerales o amiguismos hipócriticas. Vecinos, conocidos y punto. Cada lechón en su teta es el modo de mamar.

Se identifica a Busch con el imperialismo, olvidando el descarnado imperialismo del demócrata Rossevelt que en Yalta con Stalin se repartieron el mundo, La Clinton u Obama aparecen como garantes de derechos humanos y respetuosos progresistas, siendo del partido de la funesta dupla Kennedy-Kissinger coautores de ese fracasado ensayo de penetración cultural, política y económica que llamaron la “Alianza para el progreso”.


En política exterior, visto desde afuera, la torpeza es compartida, unos pecan por dejar hacer hasta que las papas queman y los otros por meter la mano en todo. Al pueblo del norte que elige y decide, le importan el trabajo, la estabilidad y una mínima seguridad de prever el futuro. Como a cualquier hijo de madre, dirían antes.
Acá los que no son hijos de madre especulan a quien le van a sacar más ventajas.

De sus aciertos y errores todos serán victimas o beneficiarios colaterales, es ridículo inquietarse, por decisiones que no son ajenas.

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