La reproducción de hechos, obliga a volver sobre la cuestión, a que sorprenderse, la avalancha venía, ahora llegó y va a doler.
¿Tan ciegos o intoxicados estamos todos que no se ve que el campo está seco y no es momento de jugar con fuego? Después de dos meses en la Capital, he vuelto a mi casa de provincia y la realidad me golpea todos los días; la que veo, escucho y olfateo, “en vivo y en directo”, libre de la contaminación de chismes y versiones más o menos interesadas. La información no es distinta allá y acá; me refiero a la realidad, la temperatura, el humor, la “sensación térmica”, las que caminan por debajo de las noticias, las que van a provocar hechos que serán noticia mañana. La saturación y la intolerancia están alcanzando su punto límite, el de no retorno a partir del cual estalla y aparece la acción directa.Algunos pequeños incidentes menores que la prensa los ha bautizado: “la guerra de pobres contra pobres”. Título que pega y por demás sensiblero, casi una consigna que se repite y no se piensa. No es cuestión de tener bienes o carecer de ellos, es de argentinos asqueados contra delincuentes y provocadores, los que no tienen nada que perder son los primeros que queman las naves.No voy a extenderme en hechos que he presenciado, quien entienda qué digo no lo precisa, a los otros ni les va ni les viene.He visto mucho en mi vida, pero esto es nuevo. Quizás por eso me sorprende y me cuesta encontrar el término para definirlo.
Conocí revoluciones, golpes de estado, “planteos” los estados de rebelión latentes, los vándalos protegidos por la policía en las calles, la resistencia civil, oposiciones virulentas y esto está mucho más allá. Carece de jefes, mentores y dirigentes, no es cuestión de partidos, movimientos ni posiciones ideológicas, es la base social de la Nación que está llegando a la ebullición, hartazgo, cansancio moral; más que bronca, furia contenida, que estalla al menor roce. Como no hace ruido nadie se da por enterado. Espontáneos puede ser el nombre.Se agoto la tolerancia a la mentira como sistema de arriba y de abajo, los payasos en pose, los conflictos e incidentes “fabricados” expresiones del desprecio a la inteligencia de todos, porque el entender (inteligir) es patrimonio de todos los humanos; ricos o pobres, humildes o poderosos.Todo se maneja, interpreta y planifica a partir de estadísticas de aceptación o imagen positiva. Quienes carecen de capacidad para comprender la realidad por si mismos, la substituyen por índices y estadísticas, la prueba irrefutable de su incapacidad como dirigentes; el arma de “gerentes y gestores” creativos publicitarios y “marketineros”, especialistas en vender lo que nadie quiere ni necesita.No es difícil ser opositor a un gobierno impío, pero cuesta mantenerse en el quicio, recibiendo cachetazos e insultos de todos lados. (Ver "Muy grave")
Como era absolutamente previsible brota la violencia espontánea, que desesperadamente trata de ocultarse fabricando responsables. "La FUBA participó el la brutal agresión a Alicia Kirchner"
No me extrañaría la presencia de los “chicos de FUBA o Quebracho” (Grondona dixit) pero es irrelevante, son carroñeros siempre a la búsqueda de un cadáver.
Los “espontáneos” no pueden ocultarse, las múltiples filmaciones son harto elocuentes. Tal es la magnitud de la mentira y el desprecio por la opinión pública, que por ocultar una reacción popular desnudan la incompetencia de sus propios servicios, que no pudieron prever la razón de la presencia de tantos forasteros.
Siendo una situación límite, se agrava por la lectura dolosa que se hace de los hechos y por tanto será inmanejable, en Santa Cruz y en cualquier parte.
Desde el gobierno y con mayor énfasis desde la oposición se acentúa la condena a la violencia, cuyo única justificación a mi entender es la legítima y proporcionada defensa. Escribía días pasados (Ejercicio de autoridad: Prevención vs. Represión) que quien no previene es tan responsable como el que reprime por los daños. Esto es la consecuencia directa de la permanente provocación, el engaño y el desprecio por todos. Se tiró y se sigue tirando del hilo más allá de sus limites: tiene un solo nombre imprevisión o imprudencia ¡Hacerse cargo!
Tan peligroso es el tobogán, que hasta quienes la criticaron se complacen en la perversa consigna: que “la violencia de arriba justifica la violencia de abajo”.
Basta de poses hipócritas y declaraciones principistas grandielocuentes, cuando aparece la violencia las palabras huelgan, ya no interesa quien y porque tiró la primera piedra, sino como reaccionan o acompaña el resto, es un hecho y si no lo fuera al que llegó al hartazgo y lo sacaron de quicio, no le interesan editoriales ni discursos académicos.
El objeto de las reacciones violentas, no es el saqueo, es todo lo que represente al gobierno y la autoridad, llámese la hermana del mandamás los trenes o la policía. No es menor el detalle que tanto en Santa Cruz como en Constitución no hubo atasques o saqueos de locales comerciales.
¡ Es la Patria que se incendia!
¿Tan ciegos o intoxicados estamos todos que no se ve que el campo está seco y no es momento de jugar con fuego? Después de dos meses en la Capital, he vuelto a mi casa de provincia y la realidad me golpea todos los días; la que veo, escucho y olfateo, “en vivo y en directo”, libre de la contaminación de chismes y versiones más o menos interesadas. La información no es distinta allá y acá; me refiero a la realidad, la temperatura, el humor, la “sensación térmica”, las que caminan por debajo de las noticias, las que van a provocar hechos que serán noticia mañana. La saturación y la intolerancia están alcanzando su punto límite, el de no retorno a partir del cual estalla y aparece la acción directa.Algunos pequeños incidentes menores que la prensa los ha bautizado: “la guerra de pobres contra pobres”. Título que pega y por demás sensiblero, casi una consigna que se repite y no se piensa. No es cuestión de tener bienes o carecer de ellos, es de argentinos asqueados contra delincuentes y provocadores, los que no tienen nada que perder son los primeros que queman las naves.No voy a extenderme en hechos que he presenciado, quien entienda qué digo no lo precisa, a los otros ni les va ni les viene.He visto mucho en mi vida, pero esto es nuevo. Quizás por eso me sorprende y me cuesta encontrar el término para definirlo.
Conocí revoluciones, golpes de estado, “planteos” los estados de rebelión latentes, los vándalos protegidos por la policía en las calles, la resistencia civil, oposiciones virulentas y esto está mucho más allá. Carece de jefes, mentores y dirigentes, no es cuestión de partidos, movimientos ni posiciones ideológicas, es la base social de la Nación que está llegando a la ebullición, hartazgo, cansancio moral; más que bronca, furia contenida, que estalla al menor roce. Como no hace ruido nadie se da por enterado. Espontáneos puede ser el nombre.Se agoto la tolerancia a la mentira como sistema de arriba y de abajo, los payasos en pose, los conflictos e incidentes “fabricados” expresiones del desprecio a la inteligencia de todos, porque el entender (inteligir) es patrimonio de todos los humanos; ricos o pobres, humildes o poderosos.Todo se maneja, interpreta y planifica a partir de estadísticas de aceptación o imagen positiva. Quienes carecen de capacidad para comprender la realidad por si mismos, la substituyen por índices y estadísticas, la prueba irrefutable de su incapacidad como dirigentes; el arma de “gerentes y gestores” creativos publicitarios y “marketineros”, especialistas en vender lo que nadie quiere ni necesita.No es difícil ser opositor a un gobierno impío, pero cuesta mantenerse en el quicio, recibiendo cachetazos e insultos de todos lados. (Ver "Muy grave")
Como era absolutamente previsible brota la violencia espontánea, que desesperadamente trata de ocultarse fabricando responsables. "La FUBA participó el la brutal agresión a Alicia Kirchner"
No me extrañaría la presencia de los “chicos de FUBA o Quebracho” (Grondona dixit) pero es irrelevante, son carroñeros siempre a la búsqueda de un cadáver.
Los “espontáneos” no pueden ocultarse, las múltiples filmaciones son harto elocuentes. Tal es la magnitud de la mentira y el desprecio por la opinión pública, que por ocultar una reacción popular desnudan la incompetencia de sus propios servicios, que no pudieron prever la razón de la presencia de tantos forasteros.
Siendo una situación límite, se agrava por la lectura dolosa que se hace de los hechos y por tanto será inmanejable, en Santa Cruz y en cualquier parte.
Desde el gobierno y con mayor énfasis desde la oposición se acentúa la condena a la violencia, cuyo única justificación a mi entender es la legítima y proporcionada defensa. Escribía días pasados (Ejercicio de autoridad: Prevención vs. Represión) que quien no previene es tan responsable como el que reprime por los daños. Esto es la consecuencia directa de la permanente provocación, el engaño y el desprecio por todos. Se tiró y se sigue tirando del hilo más allá de sus limites: tiene un solo nombre imprevisión o imprudencia ¡Hacerse cargo!
Tan peligroso es el tobogán, que hasta quienes la criticaron se complacen en la perversa consigna: que “la violencia de arriba justifica la violencia de abajo”.
Basta de poses hipócritas y declaraciones principistas grandielocuentes, cuando aparece la violencia las palabras huelgan, ya no interesa quien y porque tiró la primera piedra, sino como reaccionan o acompaña el resto, es un hecho y si no lo fuera al que llegó al hartazgo y lo sacaron de quicio, no le interesan editoriales ni discursos académicos.
El objeto de las reacciones violentas, no es el saqueo, es todo lo que represente al gobierno y la autoridad, llámese la hermana del mandamás los trenes o la policía. No es menor el detalle que tanto en Santa Cruz como en Constitución no hubo atasques o saqueos de locales comerciales.
¡ Es la Patria que se incendia!
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