Fue así como el carnicero del caribe Fidel Castro un buen día proclamó en La Habana muy suelto de cuerpo: ¡Somos Marxistas Leninistas! y su sucesor, el tirano de Caracas ordenó: “Patria Socialismo o Muerte”. No me remonto en el tiempo porque la lista es interminable, es el mismo sendero que recorrieron Calígula y Nerón; los Iluminados y el Terror en Francia; los Bolcheviques, Hitler y Mussolini.
El recorrido fue más o menos largo, el procedimiento el mismo.
Los hubo en el comienzo que hasta parecían “buena gente”, aclamados como una esperanza. En todos los casos un intrascendente grupete de audaces, caminando en medio de una mayoría de imbéciles jugando a las instituciones, a la República o a la democracia, reclamando por vía de ellas su parte de la torta.
Como acá, en donde todos están entretenidos en las denuncias y en la corrupción que siendo consecuencia y no causa, es problema de la justicia y no de la política; en las elecciones, al punto que un candidato ordena: “no hagan olas” que comprometen mi triunfo seguro.
Se escucha y se repite: - ha perdido poder, está a la defensiva- mientras muerto de risa, desencadena el golpe de gracia a las FFAA. Supuestamente la última garantía de orden en un país en anarquía hemipléjica, dónde cada uno hace lo que le viene en gana siempre y cuando este en línea con los objetivos de la autocracia.
Otro invento argentino: tiranía y dictadura oficial, conviviendo con la anarquía social.
Después que lea la información, si es que no la conoce, contéstese si está de acuerdo en enseñar a cuestionar y discutir las órdenes; que en la práctica es lo que se enseña todos los días a los estudiantes, cuestionar y elegir sus profesores y que quieren y como estudiar.
¿La enseñanza obligatoria de una “historia oficial” no ha sido siempre el signo distintivo de las tiranías?
Los tiranos nunca dejan su lugar, los sacan con los pies para adelante, ¿seguimos jugando a las elecciones?
¿Este es el futuro que quiere, para usted y para sus hijos?
A los yuyos hay que arrancarlos de raíz y cuando brotan.
El recorrido fue más o menos largo, el procedimiento el mismo.
Los hubo en el comienzo que hasta parecían “buena gente”, aclamados como una esperanza. En todos los casos un intrascendente grupete de audaces, caminando en medio de una mayoría de imbéciles jugando a las instituciones, a la República o a la democracia, reclamando por vía de ellas su parte de la torta.
Como acá, en donde todos están entretenidos en las denuncias y en la corrupción que siendo consecuencia y no causa, es problema de la justicia y no de la política; en las elecciones, al punto que un candidato ordena: “no hagan olas” que comprometen mi triunfo seguro.
Se escucha y se repite: - ha perdido poder, está a la defensiva- mientras muerto de risa, desencadena el golpe de gracia a las FFAA. Supuestamente la última garantía de orden en un país en anarquía hemipléjica, dónde cada uno hace lo que le viene en gana siempre y cuando este en línea con los objetivos de la autocracia.
Otro invento argentino: tiranía y dictadura oficial, conviviendo con la anarquía social.
Después que lea la información, si es que no la conoce, contéstese si está de acuerdo en enseñar a cuestionar y discutir las órdenes; que en la práctica es lo que se enseña todos los días a los estudiantes, cuestionar y elegir sus profesores y que quieren y como estudiar.
¿La enseñanza obligatoria de una “historia oficial” no ha sido siempre el signo distintivo de las tiranías?
Los tiranos nunca dejan su lugar, los sacan con los pies para adelante, ¿seguimos jugando a las elecciones?
¿Este es el futuro que quiere, para usted y para sus hijos?
A los yuyos hay que arrancarlos de raíz y cuando brotan.
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