Hace un año apareció la iniciativa, quedo en veremos, hoy resucita con todo vigor: objetivo matar varios pájaros con un tiro, todos los sectores que defienden nuestras costumbres y tradiciones, la familia, el derecho de los padres, el sentido común e introducir una nueva polémica para ir tirando hasta las elecciones.
El 19/6/06 se publicó un art. que invito a releer: "De mal en peor, hasta el apellido nos cambian"
En el fondo ya ni me preocupa, el gasto de oponerse lo van hacer todos aquellos que quedaran al descubierto como los Fernández Mesalina: los Arslanian Kemal Attatürk; o los D’Elía Al Wazhiri, cuando se pretende igualar a la fuerza, por la fuerza los humanos se distinguen, lo que no es malo ni bueno, es así; más progresismo hacia atrás, eso si es muy malo.
Personalmente me he resignado, dejando el apellido de lado a llamarme desde hace años para los sistemas y formularios ”Leopold”, Emilio me está prohibido. Tranquilo abuelo, desde entonces de puro terco lo uso como nunca.
Por suerte la sangre está en las venas y no en los papeles.
Unos la respetan y tienen orgullo de ella, otros se avergüenzan o nacieron de un repollo y les resulta descartable.
Desde la más remota antigüedad en todos los pueblos y etnias las personas se conocieron como fulano hijo de o de tal parte, los imbéciles de hoy se avergüenzan de su origen pero no de lo que son.
Indudablemente marcar oficialmente de por vida a un inocente como un hijo de puta es demasiado, hay que legislar para evitarlo, o al menos para que no se note.
Requerirá sin duda modificaciones, es racista antisemita y discriminatorio, ¿Donde quedan amigas, amantes, concubinas y el puterío de ambos géneros? Los juristas del derecho civil a la cocina, no se los necesita.
El 19/6/06 se publicó un art. que invito a releer: "De mal en peor, hasta el apellido nos cambian"
En el fondo ya ni me preocupa, el gasto de oponerse lo van hacer todos aquellos que quedaran al descubierto como los Fernández Mesalina: los Arslanian Kemal Attatürk; o los D’Elía Al Wazhiri, cuando se pretende igualar a la fuerza, por la fuerza los humanos se distinguen, lo que no es malo ni bueno, es así; más progresismo hacia atrás, eso si es muy malo.
Personalmente me he resignado, dejando el apellido de lado a llamarme desde hace años para los sistemas y formularios ”Leopold”, Emilio me está prohibido. Tranquilo abuelo, desde entonces de puro terco lo uso como nunca.
Por suerte la sangre está en las venas y no en los papeles.
Unos la respetan y tienen orgullo de ella, otros se avergüenzan o nacieron de un repollo y les resulta descartable.
Desde la más remota antigüedad en todos los pueblos y etnias las personas se conocieron como fulano hijo de o de tal parte, los imbéciles de hoy se avergüenzan de su origen pero no de lo que son.
Indudablemente marcar oficialmente de por vida a un inocente como un hijo de puta es demasiado, hay que legislar para evitarlo, o al menos para que no se note.
Requerirá sin duda modificaciones, es racista antisemita y discriminatorio, ¿Donde quedan amigas, amantes, concubinas y el puterío de ambos géneros? Los juristas del derecho civil a la cocina, no se los necesita.
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