Así como existen refranes y proverbios que se transmiten verbalmente desde hace siglos simplemente porque cada generación ha comprobado su aserto, hay frases hechas que siguen el mismo camino porque sirven de justificativo a variadas situaciones, este es el caso del título.
El tiempo ni cura ni soluciona nada, por regla general agrava todo, ocultándolo e impidiendo buscar la verdadera solución.
Es un recurso fácil para sacarse de encima algo que quema, en nuestros días el equivalente de “tirar la pelota a la tribuna” o en economía nuestra conocida bicicleta financiera.
Hoy se ha convertido en lo personal, social y político en un recurso de excelencia, al primero que se le hecha mano cuando las papas queman y las decisiones a tomar duelen.
Unos apelan a él especulando que el problema de mañana tapará y pasará al olvido el incendio de hoy; otros lo utilizan para esconderse y no tomar posición ante un hecho que en horas habrá pasado al olvido, pero pueden quedar las secuelas de lo que se dijo.
Parece que es un hecho asumido que la avalancha está en curso y no se detiene; se da por sentado que el aluvión es cosa de todos los días, cada vez más grande y destructivo. El inagotable ingenio de los humanos ha llegado a transformar una catástrofe en un exitoso recurso para “ir tirando” ¿A que preocuparse, sino, por los muertos, las huelgas o el desabastecimiento de hoy si lo de mañana va ser peor y nadie se acordará que no hay pan, carne ni leche, que mataron a fulano o a mengano, que se perdieron mercados, que seguimos sin radares ni control del espacio aéreo y volar es una lotería?
¿Por qué respetar a un Tribunal de Casación, cuando han atropellado y tienen en un puño a toda la justicia?
Como se ve el tiempo no cura ni resuelve nada, los silencios de ayer hoy se pagan.
Bueno sería que lo reflexionaran algunos dirigentes agropecuarios, ¿Cuanto tiempo llevan en un diálogo de sordos y cuantos problemas se han agregado al original? Y los pontífices del consenso y de las políticas de no romper los puentes y cortar el diálogo.
La desvergonzada mentira de ayer, hoy da risa ¿Por qué privarse de denunciar un atentado? Por suerte para todo hay límites y lo van a transponer sin darse cuenta. Han perdido hasta la elemental autocrítica.
En más de tres años que tiene de vida esta página, insisto hasta el aburrimiento en esta línea que hoy comparte cada vez más gente. Más peligrosos que los depredadores de enfrente son los lobos con piel de cordero que vienen al lado.
En Babel al confundirse las lenguas se desperdigó la humanidad. Aquí y ahora por empecinarse en dialogar con los que hablan lenguas ininteligibles y tienen clara voluntad de caos, se desintegrará una nación. No hace falta demostrarlo basta leer los titulares de cada día y salir a la calle.
Insisto en mi opinión: primero limpiar la propia casa y tolerancia CERO con todo.
El tiempo ni cura ni soluciona nada, por regla general agrava todo, ocultándolo e impidiendo buscar la verdadera solución.
Es un recurso fácil para sacarse de encima algo que quema, en nuestros días el equivalente de “tirar la pelota a la tribuna” o en economía nuestra conocida bicicleta financiera.
Hoy se ha convertido en lo personal, social y político en un recurso de excelencia, al primero que se le hecha mano cuando las papas queman y las decisiones a tomar duelen.
Unos apelan a él especulando que el problema de mañana tapará y pasará al olvido el incendio de hoy; otros lo utilizan para esconderse y no tomar posición ante un hecho que en horas habrá pasado al olvido, pero pueden quedar las secuelas de lo que se dijo.
Parece que es un hecho asumido que la avalancha está en curso y no se detiene; se da por sentado que el aluvión es cosa de todos los días, cada vez más grande y destructivo. El inagotable ingenio de los humanos ha llegado a transformar una catástrofe en un exitoso recurso para “ir tirando” ¿A que preocuparse, sino, por los muertos, las huelgas o el desabastecimiento de hoy si lo de mañana va ser peor y nadie se acordará que no hay pan, carne ni leche, que mataron a fulano o a mengano, que se perdieron mercados, que seguimos sin radares ni control del espacio aéreo y volar es una lotería?
¿Por qué respetar a un Tribunal de Casación, cuando han atropellado y tienen en un puño a toda la justicia?
Como se ve el tiempo no cura ni resuelve nada, los silencios de ayer hoy se pagan.
Bueno sería que lo reflexionaran algunos dirigentes agropecuarios, ¿Cuanto tiempo llevan en un diálogo de sordos y cuantos problemas se han agregado al original? Y los pontífices del consenso y de las políticas de no romper los puentes y cortar el diálogo.
La desvergonzada mentira de ayer, hoy da risa ¿Por qué privarse de denunciar un atentado? Por suerte para todo hay límites y lo van a transponer sin darse cuenta. Han perdido hasta la elemental autocrítica.
En más de tres años que tiene de vida esta página, insisto hasta el aburrimiento en esta línea que hoy comparte cada vez más gente. Más peligrosos que los depredadores de enfrente son los lobos con piel de cordero que vienen al lado.
En Babel al confundirse las lenguas se desperdigó la humanidad. Aquí y ahora por empecinarse en dialogar con los que hablan lenguas ininteligibles y tienen clara voluntad de caos, se desintegrará una nación. No hace falta demostrarlo basta leer los titulares de cada día y salir a la calle.
Insisto en mi opinión: primero limpiar la propia casa y tolerancia CERO con todo.
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