enero 29, 2007

Cuando el ayer es hoy y mañana

Sin necesidad de retroceder mucho solo un pantallazo, en 23 años casi un cuarto de siglo, todos han sido elegidos por el pueblo. No es cuestión de cargar las tintas sobre los electores, se eligió entre lo que pusieron en oferta los gerentes de ventas de las distintas tiendas.
No es justo atribuir la responsabilidad por el pésimo resultado de una elección únicamente al cliente ¿y el fabricante, el responsable de “marketing” o la prensa y el periodismo que difunde y promociona estos productos “falsificados” e inservibles?
Entendámonos, la cuestión es el sistema, el electoral, la dictadura de la partidocracia y esta demagógica y perversa deformación democrática con la que todos se llenan la boca y hasta excomulgan a los que no piensan como ellos.
Todos podemos cometer errores e inclusos “lapsus linguae” pero no es posible permanecer imperturbables después de decir y hacer ciertas enormidades.
Para quien no nos entienda a los Argentinos, por cosas como estas, que solo marcan un estilo y otras gravísimas que marcan una tendencia, estamos como estamos y no podremos salir del pantano mientras no desaparezcan tanto los irresponsables, como los que le dan letra, los crían y promocionan como los referentes o conductores de un “nuevo país” que nos avergüenza.
Se maldice un pronunciamiento militar que ocupo un vacío y salvo la Nación de una guerra civil y se bendice el Pacto de Olivos II (Alfonin-Duhalde) que derrocó un gobierno constitucional y entregó el país al caos económico y a la más sangrienta e impía revancha y venganza.
Los de siempre preparan el Pacto de Olivos III ( Alfonsin-Kirchner) para asegurar el triunfo del régimen, garantizando (dirán), que “en nombre de la Concordia Nacional” se asegure la impunidad de los patagónicos, a cambio de ser parte del “bipartidismo salvador”, la eliminación definitiva del peronismo visceral, las FFAA, de seguridad y todo lo que huela a orden.
Se han comenzado a soltar muchas lenguas y se despiertan los recuerdos, será un año difícil y el saber es poder, Una palabra arrastra la otra y así comienzan las avalanchas. No habrá límite para el asombro.
“Todo bicho que camina va a parar al asador” ¿Alguno tendrá la prudencia de dar un paso al costado, para siempre, antes que lo ensarten?

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