Imaginemos que dentro de nuestra cabeza hay una extensa red de calles, caminos, pasajes y huellas a cuya vera se alinean casas, salas con enormes bibliotecas, estanterías, pasadizos que el autito puede recorrer. Unas veces va donde lo mandamos y el “chofercito” que lo conduce carga aquello que le pedimos. Otras veces y esto es lo notable, sale solo a pasear, ordena lo que encuentra y carga imágenes y expedientes de recuerdos que nadie le pidió y como el caballo, “siempre enfila pa´ las casas” y nos sorprende con el cargamento. ¿Cuántas veces se nos cruzaron recuerdos o imágenes que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo?.
En ese laberinto de calles, pasadizos, túneles y puentes, se van acumulando todo lo que nos entra por los sentidos en el día, a veces es mucho y queda todo desordenado. Cuando dormimos sale el autito y se pone a ordenarlo, cada cosa en su sitio ¿Cuantas veces nos despertamos a la mañana con un problema resuelto? Este autito si no lo estamos mandando, sale por su cuenta también de día y cuando vuelve con su cargamento nos sorprenden pensamientos y recuerdos que no buscamos y no sabemos cómo y porque aparecen en el conciente; ¿no le pasó? Dicen que algunas de las imágenes, expedientes y notas que quedaron desordenadas durante el día, serían los responsables de los sueños, a veces puede ser otras no. Hay un terreno para mi hasta ahora desconocido, ¿quien dirige y manda el autito, cuando estamos en otra cosa, y porque a una parte y no a otra? Pruebe y experimente lo que le voy a decir, se va a sorprender. Hay pocas cosas tan baratas, tan interesantes y tan útiles como poner la mente en blanco y dejar que solos se asocien los recuerdos. Y digo útiles porque cada vez que se recorren viejas huellas se hacen más transitables, se reconocen mejor los viejos caminos y antiquísimos recuerdos, lo que ayuda en el futuro a encontrarlos y evocarlos.
En ese laberinto de calles, pasadizos, túneles y puentes, se van acumulando todo lo que nos entra por los sentidos en el día, a veces es mucho y queda todo desordenado. Cuando dormimos sale el autito y se pone a ordenarlo, cada cosa en su sitio ¿Cuantas veces nos despertamos a la mañana con un problema resuelto? Este autito si no lo estamos mandando, sale por su cuenta también de día y cuando vuelve con su cargamento nos sorprenden pensamientos y recuerdos que no buscamos y no sabemos cómo y porque aparecen en el conciente; ¿no le pasó? Dicen que algunas de las imágenes, expedientes y notas que quedaron desordenadas durante el día, serían los responsables de los sueños, a veces puede ser otras no. Hay un terreno para mi hasta ahora desconocido, ¿quien dirige y manda el autito, cuando estamos en otra cosa, y porque a una parte y no a otra? Pruebe y experimente lo que le voy a decir, se va a sorprender. Hay pocas cosas tan baratas, tan interesantes y tan útiles como poner la mente en blanco y dejar que solos se asocien los recuerdos. Y digo útiles porque cada vez que se recorren viejas huellas se hacen más transitables, se reconocen mejor los viejos caminos y antiquísimos recuerdos, lo que ayuda en el futuro a encontrarlos y evocarlos.
1 comentario:
Bárbaro, es un buen ejercicio para adoptar para los que corremos todo el día, parar diez minutos poner la mente en blanco y dejar andar al autito a su antojo, que será el de nuestrio subconciente.Esta es una lección de vida y de salud mental, felicitaciones
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