Son tantas las cosas que han cambiado que daría para un tratado. Pero hay una que hace rato me está picando y por eso la comparto, El Vino. Cosa vieja, sana y rica que se ha convertido casi en ciencia. No se puede tomar vino, sin mirarlo contra el mantel blanco, agitarlo, olerlo, hacer buches; para cuando terminó, otro menos tilingo le liquidó la botella. No se puede usar el vino para “mostrarse”,es una falta de respeto a tan noble producto.
Antes, pedirle a una mujer que comprara vino era poco menos que un insulto, ahora cuidado con la “tarjeta”, son todas expertas. No tiene nada de malo y si mucho de bueno siempre que no discuta con ellas. Por ejemplo si se come o bebe vino solo, se disfruta menos de la mitad, son actos para compartir.
-“No gracias, tomo agua nada más”. ¡Que horrible era!, casi una sensación de desprecio, ahora se resolvieron esos problemas, ellas no nos controlan más de reojo y siempre hay buena provisión. Tengo varios amigos enólogos, los que estudian el vino, nada de improvisados ni teóricos son prácticos, pueden pasar horas estudiando distintos vinos o el mismo y ninguno me ha podido quitar una duda, ¿Por qué ahora cualquier tinto que se precie, debe tener aromas a vainilla, chocolate, pan tostado, etc y sabor a frutos rojos del bosque, ciruelas y hasta flores? ¿No se podrá tomar vino en vez de jugo de frutas?. ¿Cómo llegan estos aromas y sabores al vino?, que yo sepa en Sudamérica no hay bosques con frutos rojos, hay selvas, el bosque más cercano debe estar en Alemania. Puede ser que en Francia les quede algún montecito, en España los talaron y lo poco que quedó olvidado es para que los cerdos coman bellotas ¿De dónde llegan a la uva entonces estos sabores y aromas?. En mi limitada información encuentro dos respuestas de sentido común; o provienen de la pose y febril imaginación de los expertos, o de un frasquito de esencias usadas quizás para disimular el tetrabrik que nos venden a precio de oro. Quisiera simplemente tomar vino en paz, aquel vino que dejaba violeta las copas, que raspara.. ¿qué hicieron con la parte que raspaba? Las flores se miran, se huelen y son para regalar a una experta, las frutas son para el postre. Y esto del vino se repite en todos los productos alimenticios, el yogur por ej. ahora debe tener unos bacilos o fermentos magníficos que le dan felicidad, se siente bien, joven, lleno de fuerzas.
¿Hasta cuando la pavada?, ¿Tan seguros están que somos imbéciles, o será que no nos damos cuenta? Retrocedemos tan rápido que va siendo hora que repasemos con los abuelos como se hacía pan, jamón, chorizos y vino caseros antes que se nos pudra el paladar y nos vendan plástico saborizado, que además será “sin colesterol y 0% de materia grasa”. Pregúntese ¿de qué esta hecho?, porque si no tiene azúcar, ni colesterol, ni grasa y si es verdura o pastito ¿por qué cuesta como una vaca?
Hablando de la vaca, ¿y la carne? Un lujo, empaquetada y de un color tan rosadito que hace sospechar, sin una veta de grasa. Lo que importa es el colesterol, si no tiene sabor no interesa se arregla con romero, laurel, etc.
O las “denominaciones de origen” acá esta desapareciendo el “Roquefort”, ahora es “queso azul”, ¿porque azul, si la veta del hongo es verde?.
¿O será el llamado “dinamarqués”?, que yo sepa hay un largo trecho de Roquefort a Dinamarca, ¿cuál es la comunidad de origen?. Y no hablemos de la mayonesa sin huevo, de las salchichas de harina y colorante que hasta dejan rosada el agua en que se hierven, y los bastoncitos de centolla que son puré de merluza que con banditas de colorante rojo, listo, ya da para centolla. Y lo más simple y común porque acá nadie se salva, el aceite. Haga memoria, tenía color y viscosidad el aceite, ahora es tan fluido como el agua, ¡ah pero tranquilo, es “light”!
La industria alimenticia, Salud Pública y Bromatología cuidan su salud, coma tranquilo, come seguro.-
Antes, pedirle a una mujer que comprara vino era poco menos que un insulto, ahora cuidado con la “tarjeta”, son todas expertas. No tiene nada de malo y si mucho de bueno siempre que no discuta con ellas. Por ejemplo si se come o bebe vino solo, se disfruta menos de la mitad, son actos para compartir.
-“No gracias, tomo agua nada más”. ¡Que horrible era!, casi una sensación de desprecio, ahora se resolvieron esos problemas, ellas no nos controlan más de reojo y siempre hay buena provisión. Tengo varios amigos enólogos, los que estudian el vino, nada de improvisados ni teóricos son prácticos, pueden pasar horas estudiando distintos vinos o el mismo y ninguno me ha podido quitar una duda, ¿Por qué ahora cualquier tinto que se precie, debe tener aromas a vainilla, chocolate, pan tostado, etc y sabor a frutos rojos del bosque, ciruelas y hasta flores? ¿No se podrá tomar vino en vez de jugo de frutas?. ¿Cómo llegan estos aromas y sabores al vino?, que yo sepa en Sudamérica no hay bosques con frutos rojos, hay selvas, el bosque más cercano debe estar en Alemania. Puede ser que en Francia les quede algún montecito, en España los talaron y lo poco que quedó olvidado es para que los cerdos coman bellotas ¿De dónde llegan a la uva entonces estos sabores y aromas?. En mi limitada información encuentro dos respuestas de sentido común; o provienen de la pose y febril imaginación de los expertos, o de un frasquito de esencias usadas quizás para disimular el tetrabrik que nos venden a precio de oro. Quisiera simplemente tomar vino en paz, aquel vino que dejaba violeta las copas, que raspara.. ¿qué hicieron con la parte que raspaba? Las flores se miran, se huelen y son para regalar a una experta, las frutas son para el postre. Y esto del vino se repite en todos los productos alimenticios, el yogur por ej. ahora debe tener unos bacilos o fermentos magníficos que le dan felicidad, se siente bien, joven, lleno de fuerzas.
¿Hasta cuando la pavada?, ¿Tan seguros están que somos imbéciles, o será que no nos damos cuenta? Retrocedemos tan rápido que va siendo hora que repasemos con los abuelos como se hacía pan, jamón, chorizos y vino caseros antes que se nos pudra el paladar y nos vendan plástico saborizado, que además será “sin colesterol y 0% de materia grasa”. Pregúntese ¿de qué esta hecho?, porque si no tiene azúcar, ni colesterol, ni grasa y si es verdura o pastito ¿por qué cuesta como una vaca?
Hablando de la vaca, ¿y la carne? Un lujo, empaquetada y de un color tan rosadito que hace sospechar, sin una veta de grasa. Lo que importa es el colesterol, si no tiene sabor no interesa se arregla con romero, laurel, etc.
O las “denominaciones de origen” acá esta desapareciendo el “Roquefort”, ahora es “queso azul”, ¿porque azul, si la veta del hongo es verde?.
¿O será el llamado “dinamarqués”?, que yo sepa hay un largo trecho de Roquefort a Dinamarca, ¿cuál es la comunidad de origen?. Y no hablemos de la mayonesa sin huevo, de las salchichas de harina y colorante que hasta dejan rosada el agua en que se hierven, y los bastoncitos de centolla que son puré de merluza que con banditas de colorante rojo, listo, ya da para centolla. Y lo más simple y común porque acá nadie se salva, el aceite. Haga memoria, tenía color y viscosidad el aceite, ahora es tan fluido como el agua, ¡ah pero tranquilo, es “light”!
La industria alimenticia, Salud Pública y Bromatología cuidan su salud, coma tranquilo, come seguro.-
2 comentarios:
Buenísimo, me he reído mucho
Se supera cada día nosesta mostrando un mundo del que no sabiamos nada y que como hace usted no todo lo que reluce es oro
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