Hace ya unos años se llamaba a los adolescentes, “Mostacilla”, nunca supe la razón. Hoy imagino que porque la mostaza desde antiguo es un revulsivo e irritante, que es la característica de la adolescencia vista con ojos de adulto.
Va para ustedes una sugerencia, es la edad en que uno se rebela, busca sus propios códigos idiomáticos, sus propias costumbres y hasta vestimentas en busca de afirmar su individualismo y su personalidad “acá estoy yo, si le gusta bien y sino mala suerte”.
¿Por qué entonces, no distinguirse por lo “más mejor” en vez de confundirse con los peores?, por ejemplo: para comenzar por lo más fácil, ¿por qué no sentarse en una silla o sillón en lugar de desparramarse como un gato o perro?, ¿por qué tomar del pico de la botella cuando hay vasos?, ¿Por qué ignorar todo, cuando no duele saber algo?.
¡…Y el parlante en la oreja a todo volumen!, por supuesto no saben nada del trauma acústico y que es irreversible: para no mencionar el respeto por los otros, es feo ser sordo a los 30, pero “sordo tapia”.
Les aseguro que los mayores no pueden creer esas actitudes, y sus congéneres tampoco: quedan con la boca abierta.
Hay muchísimos borregos que van a seguir la manada, pero algunos se van a distinguir del resto, no van a ser iguales a la masa, recuerden que “la cabra al monte tira”, y después de unos años van a volver a donde salieron, solitos, siempre fue asi: “hasta la hacienda bagüala cae al jagüel con la seca”.
Lo malo será que entre ida y vuelta no se les gaste la vida, el tiempo no retrocede. Reemplacen la fácil por la que es mejor. Eso si diferencia, distingue.
El esfuerzo no mata, mejora mucho la pinta. Lo que mata es no hacerlo, se vuelven fofos, blandos, un asco.
Va para ustedes una sugerencia, es la edad en que uno se rebela, busca sus propios códigos idiomáticos, sus propias costumbres y hasta vestimentas en busca de afirmar su individualismo y su personalidad “acá estoy yo, si le gusta bien y sino mala suerte”.
¿Por qué entonces, no distinguirse por lo “más mejor” en vez de confundirse con los peores?, por ejemplo: para comenzar por lo más fácil, ¿por qué no sentarse en una silla o sillón en lugar de desparramarse como un gato o perro?, ¿por qué tomar del pico de la botella cuando hay vasos?, ¿Por qué ignorar todo, cuando no duele saber algo?.
¡…Y el parlante en la oreja a todo volumen!, por supuesto no saben nada del trauma acústico y que es irreversible: para no mencionar el respeto por los otros, es feo ser sordo a los 30, pero “sordo tapia”.
Les aseguro que los mayores no pueden creer esas actitudes, y sus congéneres tampoco: quedan con la boca abierta.
Hay muchísimos borregos que van a seguir la manada, pero algunos se van a distinguir del resto, no van a ser iguales a la masa, recuerden que “la cabra al monte tira”, y después de unos años van a volver a donde salieron, solitos, siempre fue asi: “hasta la hacienda bagüala cae al jagüel con la seca”.
Lo malo será que entre ida y vuelta no se les gaste la vida, el tiempo no retrocede. Reemplacen la fácil por la que es mejor. Eso si diferencia, distingue.
El esfuerzo no mata, mejora mucho la pinta. Lo que mata es no hacerlo, se vuelven fofos, blandos, un asco.
1 comentario:
A nadie le gusta q le digan la verdad,a mi tampoco.tiene razon
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